“No tiene gollete” es una frase muy escuchada en Argentina, especialmente en situaciones que parecen no tener explicación ni solución. Si alguien plantea una idea descabellada o si un problema parece imposible de abordar, es común escuchar a alguien decir: “¡Eso no tiene gollete!”.
Pero aunque muchas personas la usan, pocas saben de dónde proviene o qué significa realmente la palabra "gollete".
¿Qué es un gollete?
La Real Academia Española (RAE) define el término "gollete" de dos formas principales: por un lado, es la “parte superior de la garganta, por donde se une a la cabeza”, y por otro, es el “cuello estrecho que tienen algunas vasijas, como garrafas o botellas”.
A partir de esas dos definiciones, se pueden entender los sentidos posibles de la frase “no tiene gollete”:
- Si un cuerpo no tiene gollete quiere decir que no tiene cabeza, entonces no puede razonar o pensar.
- Si una botella no tiene gollete, está incompleta: no se puede tapar ni se puede agarrar bien.
En ambos casos, se trata de algo que no tiene manera de funcionar correctamente. Por eso, cuando algo “no tiene gollete”, puede significar que no tiene lógica, que no hay por dónde abordarlo o que directamente no vale la pena intentar entenderlo.
De hecho, la RAE así lo reconoce al decir que la frase se utiliza como una "locución verbal coloquial" en Argentina y Uruguay para decir que algo carece de sensatez o buen sentido. Incluso menciona más ejemplos, como:
- "Beber a gollete", que se usa en España como sinónimo de "beber a morro": beber sin vaso, aplicando directamente la boca al chorro, a la corriente o a la botella.
- Estar alguien hasta el gollete, que puede significar estar cansado y harto de sufrir, estar estancado o haber comido mucho.
¿Cuál es el origen de "no tiene gollete"?
La versión más popular cree que esta expresión habría nacido en la provincia de Entre Ríos y luego se expandió por todo el país. Con el tiempo, se convirtió en parte del habla cotidiana, especialmente en contextos donde se quiere expresar desconcierto o frustración.
Hoy es una frase que se utiliza en el habla cotidiana y de manera coloquial, no formal. Su construcción con un término poco común como hace que suene graciosa o exagerada, lo que refuerza su función expresiva en situaciones absurdas.
