Arrojar una moneda al agua y pedir un deseo es un gesto que millones de personas repiten en todo el mundo. Desde la Fontana di Trevi en Roma hasta pequeñas fuentes en plazas locales, la costumbre de tirar monedas a la fuente no perdió vigencia, aunque sus orígenes son mucho más antiguos de lo que parece.
Ya en la época del Imperio romano, los pueblos creían que el agua era un elemento sagrado, capaz de atraer prosperidad y buena fortuna. Arrojar objetos de valor, como monedas, se consideraba un acto de agradecimiento a los dioses o una forma de asegurar protección para el futuro.
El origen de tirar monedas a la fuente
La tradición surgió con los romanos, quienes al construir acueductos y fuentes, comenzaron a asociarlas con rituales de prosperidad. Con el paso del tiempo, este hábito se transformó en una costumbre popular que trascendió las fronteras de Europa.
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La famosa Fontana di Trevi, en Roma, es hoy el lugar más emblemático de esta práctica. Allí se calcula que se arrojan alrededor de 1,5 millones de euros al año. Según el Ayuntamiento de Roma, el dinero recolectado se destina a obras de caridad y ayuda social, aunque en los últimos años la ciudad planteó regulaciones por la gran cantidad de monedas que recibe.
Qué significa tirar monedas a la fuente
El significado de este gesto se asoció, con el paso de los siglos, al deseo de buena suerte y amor. Una leyenda muy difundida en Italia sostiene que quien arroje una moneda a la Fontana di Trevi regresará a Roma; si arroja dos, encontrará el amor, y con tres, se casará.
Más allá de las creencias, el acto de tirar monedas a la fuente refleja una mezcla de tradición, superstición y solidaridad, ya que en muchos lugares el dinero se utiliza con fines benéficos.
Algunos datos curiosos de esta práctica son:
- Origen: Roma antigua, donde el agua se consideraba sagrada.
- Lugar icónico: la Fontana di Trevi, en la que se recogen toneladas de monedas cada año.
- Evolución: pasó de ser un ritual religioso a una costumbre turística mundial.
Una costumbre que sigue vigente
Aunque sus raíces están en la antigüedad, la práctica de lanzar monedas al agua sobrevivió a lo largo de los siglos. Hoy es parte del turismo, de las historias románticas y de la tradición popular que une a diferentes generaciones.
La próxima vez que veas una fuente, recordá que al lanzar una moneda no solo estás pidiendo un deseo, sino también continuando con una costumbre que nació hace miles de años y que todavía conecta a las personas en todo el mundo.
