El día del Vino se conmemora cada 24 de noviembre en nuestro país. Se eligió esta fecha en particular porque en este mismo día, pero del año 2010, se declaró como bebida nacional por decreto presidencial.
Recién el 3 de julio de 2013, se aprobó este reconocimiento por unanimidad en el Congreso. El 2 de agosto del mismo año se publicó en el Boletín Oficial el texto de la ley 26.870, que declaró oficialmente al vino como la “Bebida Nacional Argentina”.
¿Qué indica la ley 26.870?
La ley 26.870 resalta el valor de los recursos humanos asociados a la producción del vino, desde el viñedo hasta la fase de comercialización. Al mismo tiempo, promueve el desarrollo de las economías regionales a partir de acciones relacionadas con actividades de servicios vinculadas al sector vitivinícola. Además, la ley invita a presentar al vino producido en el país en eventos oficiales del cuerpo diplomático y consular.
Los orígenes del vino argentino
La producción del vino nacional comenzó en la provincia de Santiago del Estero en 1551. Fue el clérigo Juan Cedrón quien plantó las primeras cepas de uvas en el país, que provenían de España. Su fabricación tuvo orígenes religiosos, ya que Cedrón deseaba utilizar el vino en las ceremonias de la misa católica. Tiempo después, Domingo F. Sarmiento incentivó a trasladar esta producción a todos los sectores del país.