Con el objetivo de controlar la natalidad y fomentar la planificación familiar, el gobierno chino lanzó, en 1982, la política de hijo único, una medida de control de la población, vigente entre el año 1979 y 2015.
Su finalidad era ejercer un fuerte control de la natalidad que redujera el crecimiento de la población, para evitar la superpoblación.
¿Por qué se implementó la política de hijo único?
A fines de 1970, el país tenía alrededor de 1.000 millones de habitantes. La cifra preocupó al gobierno por el efecto que esto podría tener en sus planes de crecimiento económico. Por eso, decidió poner en práctica la política de hijo único, ofreciendo incentivos financieros y de empleo para quienes la cumplieran, amplió el acceso a todo tipo de anticonceptivos y estableció multas para quienes violaran las reglas.
Se produjeron esterilizaciones masivas y también se fomentaron los abortos que, en algunos casos, fueron forzados. Al ser una política tan restrictiva, otros países y organizaciones del mundo la criticaron, afirmando que era una violación de los derechos humanos y reproductivos. Además, despertó preocupaciones por sus consecuencias económicas y sociales negativas.
También te puede interesar > En el mundo, ¿hay más mujeres u hombres?
Se plantearon algunas excepciones:
- Los niños nacidos en países de ultramar que no obtuvieran la ciudadanía china, podrían tener un hermano.
- Los ciudadanos chinos que vuelven del extranjero pueden tener un segundo niño.
- En las zonas rurales, si el primer hijo nacía con alguna discapacidad o era mujer, la pareja tenía permitido tener otro.
- Una familia podía tener un segundo hijo si ambos padres eran hijos únicos.
¿Cuáles fueron sus consecuencias?
Debido a las tradiciones de China, existe una predilección por los hijos varones, inclinando el equilibrio de género hacia el lado masculino, debido a que muchas niñas fueran abandonadas, colocadas en orfanatos, abortos selectivos por género y hasta casos de infanticidio femenino.
Cabe destacar que en materia económica, la medida tuvo consecuencias positivas. La reducción del índice de fertilidad y el crecimiento demográfico redujeron los problemas de la gran población del país, como epidemias, asentamientos irregulares, servicios sociales desbordados, consecuencias ambientales por la sobre-explotación de la tierra fértil y producción de altos volúmenes de basura.
Se advierte que otra de las consecuencias es que China será la primera economía que envejecerá antes de volverse rica.
Cambios en la política de hijo único
En noviembre de 2013, en el Tercer Pleno del XVIII Comité Central del Partido Comunista Chino (PCCh), se tomó la decisión de flexibilizar la medida y permitir tener dos hijos a aquellos padres que no tuvieran hermanos. Tras este anuncio, alrededor de 800.000 familias solicitaron tener un segundo hijo.
La población de China hoy
Hoy, China cuenta con una población superior a los 1.400 millones de personas. Aunque siguen representando un quinto de la población mundial, el gobierno chino decidió abandonar por completo esta política en octubre de 2015: ahora, las parejas pueden tener hasta dos hijos.
Si bien la política de hijo único fue implementada para evitar la sobrepoblación, generó otro problema: el envejecimiento poblacional que perjudica el desarrollo del mercado de trabajo y genera desequilibrios sociales, que también afectan a la economía del país.
También te puede interesar > La población china vuelve a disminuir y podría reducirse a más de la mitad
La tasa de fertilidad China es una de las más bajas del mundo y está muy por debajo de la tasa de 2,1 niños por mujer, la necesaria para realizar la renovación generacional requerida por un país para su desarrollo.
Actualmente, el aborto está prohibido por ley, excepto en casos en los que corra riesgo la salud de la madre.