Como sabemos, la Tierra gira alrededor del Sol al igual que los demás planetas del sistema solar, y también sobre su propio eje. Y, aunque no lo percibamos, rota a una velocidad de 107.280 kilómetros por hora.
Entonces, si gira a esa velocidad que nos resulta imposible de dimensionar, ¿por qué no salimos disparados del planeta hacia el espacio exterior? Hay dos factores principales que lo explican: la inercia y la gravedad.
Inercia y gravedad: las factores que nos hacen permanecer en la Tierra
Si nos subimos a un automóvil, es normal que notemos cuando este arranca y cuando frena. Sin embargo, una vez que adquiere velocidad constante, no percibimos que en realidad estamos avanzando al mismo ritmo. Por ello, cuando el auto avanza a 60 km/h nosotros también porque, al tener velocidad constante, entramos en un estado de reposo muy conocido: la inercia.
Y lo mismo ocurre con la velocidad a la que se mueve el planeta. Como es constante y no se ve alterada, nosotros también nos estamos desplazando a más de 107.000 km/h.
Volviendo al ejemplo del auto, en el momento en que este frena o se detiene de golpe, la inercia hace que nuestro cuerpo siga avanzando. Por ello, el cinturón de seguridad impide que salgamos despedidos por el parabrisas. Un fenómeno muy similar ocurre con la gravedad.
Como demostró Newton en su famosa teoría, los objetos con masa corporal son atraídos entre sí. De esta forma, los objetos "caen" porque la fuerza de gravedad los atrae hacia el centro de la Tierra. Entonces, cuando el planeta rota sobre sí y alrededor del Sol, no salimos despedidos por los dos motivos mencionados:
- La inercia nos impide notar que estamos avanzando.
- La fuerza de gravedad nos retiene en el planeta (y por eso tampoco flotamos).
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¿Qué es la fuerza centrífuga y por qué no afecta la ecuación?
Cabe aclarar que a la explicación podría sumarse un tercer factor: la fuerza centrífuga. Para decirlo de forma práctica, es eso que sentimos cuando vamos en un auto que dobla y nuestro cuerpo se inclina hacia el lado contrario.
Y es lo mismo que sucede con la ropa en el lavarropas, al momento de centrifugarse (por eso lleva el mismo nombre). Por la fuerza con la que gira el tambor de la máquina, la ropa queda pegada a los extremos.
En el caso de la Tierra, la fuerza de gravedad es mucho mayor que la centrífuga. Para que esta pueda tener efecto sobre nosotros, debería superar los 38.000 km/h, algo que es prácticamente imposible.
