Rigoberta Menchú Tum es una activista guatemalteca de los derechos humanos y la primera mujer indígena en ganar el Premio Nobel de la paz. Billiken te acerca actividades como secuencias didácticas imprimibles para conocer a esta mujer increíble. También encontrarás material complementario. Ideales para conmemorar en clase el Día Internacional de la Paz, que se conmemora cada 21 de septiembre.
Billiken ofrece actividades para docentes centradas en la vida de Rigoberta Menchú Tum, la reconocida ganadora del Premio Nobel de la Paz, ideales para trabajar en los días previos al 21 de septiembre, fecha en la que se conmemora el Día Internacional de la Paz
Rigoberta es una activista guatemalteca de los derechos humanos y la primera mujer indígena en ganar el Premio Nobel de la paz.
Para conocer más sobre esta referente pacifista, Billiken te ofrece secuencias didáctica de Comprensión lectora y Ciencias Sociales para tres niveles de edad, pensadas para que los más chicos tengan un primer acercamiento a la ganadora del Premio Nobel de la Paz. Como material complementario también encontrará una presentación que introduce a la vida de Rigoberta, una actividad de unir con puntos, y una aficheta que funciona como soporte gráfico.
Las secuencias de Comprensión lectora brindan una introducción a la vida de Rigoberta Menchú Tum. Las secuencias de Ciencias sociales se basan en su actividad como defensora de los derechos humanos que la llevó a ganar el Premio Nobel de la Paz, y son ideales para trabajar las temáticas de Formación Cívica.
Los tres niveles de edad son: 6 y 7 años, 8 a 10 años, y 11 y 12 años, pero las edades asignadas a los niveles son solo una sugerencia y cada docente puede elegir la opción más adecuada para sus estudiantes.
Estas secuencias y el material complementario forman parte del proyecto GRANDES MUJERES LATINOAMERICANAS que impulsa Billiken junto con la Dra Lauren Rea de la Universidad de Sheffield. Este proyecto busca fomentar la igualdad de género en las aulas a través de visibilizar los aportes de las mujeres. En su plataforma pueden encontrarse gran cantidad de recursos educativos gratuitos. Puede accederse aquí.
Las secuencias están pensadas para trabajar en aulas heterogéneas, y se pueden imprimir, fotocopiar y repartir a los estudiantes para que trabajen directamente sobre las hojas, o pueden servir como guía para actividades que se realicen en el cuaderno u otros soportes. También se pueden mandar como PDF para la modalidad virtual. Cuentan con orientaciones y sugerencias para facilitarte la planificación y el abordaje pedagógico.
Rigoberta Menchú Tum nació en Guatemala el 9 de enero de 1959. Creció en los bosques que los mayas han habitado desde hace siglos, desde mucho antes de que llegaran los españoles a América. Sus padres eran campesinos empobrecidos.
Ella y sus hermanos tenían que trabajar en el monte y sufrían carencias. Por ejemplo, no tenían calzado. Cuando Rigoberta creció, llegó a la conclusión de que su situación y la de los pueblos originarios era inaceptable. Realizaban los trabajos más duros por sueldos miserables y eran discriminados en todas partes. No había escuela para los chicos y apenas tenían comida, por lo que Rigoberta comenzó a protestar, a organizar marchas y a participar en política.
En Guatemala, al igual que en muchos países de América Latina, la violencia crecía día a día en un contexto de guerras civiles. Los gobiernos militares oprimían al pueblo y la guerrilla combatía en las ciudades y el campo. Los muertos se contaban por miles.
La familia de Rigoberta sufrió en carne propia el terror: uno de sus hermanos y su madre fueron secuestrados, torturados y asesinados. Su padre fue quemado vivo mientras protestaba junto con un grupo de indígenas y campesinos por la violencia desatada contra sus comunidades. Pero ella decidió luchar sin armas. Se limitó a denunciar la violencia y pedir explicaciones al gobierno. El plan no funcionó. En 1981 Rigoberta debió exiliarse en México para salvar su vida.
En el exilio se dedicó a contar su historia en el libro “Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia”. El mundo se horrorizó ante su relato, que era el de miles de sus compatriotas. Los defensores de los derechos humanos de todas partes pidieron explicaciones al gobierno. De este modo, la violencia comenzó a ceder.
En 1992 Rigoberta recibió el Premio Nobel de la Paz y desde esa posición de prestigio pudo mediar entre las autoridades y la guerrilla para que Guatemala, finalmente, tuviera paz.
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