Crianza 2.0: ¿Qué son los trastornos alimentarios y a quiénes afecta? - Billiken
 

Crianza 2.0: ¿Qué son los trastornos alimentarios y a quiénes afecta?

Crianza 2.0 - Trastornos alimentarios - Jésica Custodio
Crianza 2.0 es una serie de entrevistas de Billiken que, a través de la voz de profesionales, busca echar luz sobre algunos de los temas que más preocupan a familias y docentes. En esta ocasión, hablamos con la psicóloga Jésica Custodio sobre trastornos alimentarios. El 2 de junio es el Día de acción por los trastornos alimentarios para generar conciencia sobre sus síntomas y tratamientos.

Jesica Custodio, terapeuta cognitiva conductual, doctora en psicología y especialista en trastornos alimentarios, define a estos últimos como patologías de origen multifactorial, que implican una alteración en el comportamiento alimentario. Eso genera un deterioro físico y en el funcionamiento psicosocial de la persona que lo presenta. Algunos de ellos también incluye la distorsión de la imagen corporal.

Algunas de las personas que padecen un trastorno alimentario tienen una sobrevaloración de la figura y una preocupación excesiva por:

  • El peso,
  • La alimentación,
  • La imagen corporal.
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¿Qué diferencias hay entre anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastorno por atracón, vigorexia y obesidad?

La especialista explica que son distintos tipos de trastorno. La anorexia nerviosa implica una restricción alimentaria muy marcada que lleva a que la persona tenga un peso inferior al esperable. Las personas que la sufren tienen mucho temor a engordar. La imagen corporal cumple un papel muy importante en la autovaloración de la persona.

En el caso de la bulimia nerviosa, las personas tienen atracones, es decir episodios donde se produce una gran ingesta de alimentos en un corto período de tiempo, acompañados por pérdida de control y se combinan con conductas compensatorias inapropiadas: cosas que el paciente hace con el fin de evitar el aumento de peso luego de consumir mucha comida. Esas conductas pueden ser de tipo purgativas o no purgativas. Comparte con la anorexia nerviosa la distorsión de la imagen corporal y la preocupación excesiva por el peso y la alimentación. La diferencia es que en esta patología, el peso de la persona suele estar en rangos normales o puede tener sobrepeso.

En el trastorno por atracón hay episodios de atracones, pero, a la diferencia de la bulimia nerviosa, no se presentan conductas compensatorias.

La dismorfia muscular, también llamada vigorexia, es un subtipo dentro de los trastornos dismórficos corporal. Es una patología mental que implica una alteración de la imagen corporal. En este caso hay una preocupación excesiva por tener un cuerpo musculoso. Se centra en es realizar conductas de manera repetida que están orientadas a ganar masa muscular.

La obesidad es una enfermedad crónica y compleja de origen multifactorial que tiene que ver con una disfunción del tejido adiposo como consecuencia de un exceso de grasa corporal. No solamente es una enfermedad en sí misma, sino que también es un factor de riesgo para el desarrollo de otras enfermedades, como la hipertensión arterial y la diabetes tipo 2.

La especialista explica que todas estas patologías no corresponden a la misma categoría diagnóstica, pero sí tienen muchas similitudes y hace una distinción especial con respecto a la obesidad: "Si es o no un trastorno alimentario es un tema controversial. Hoy se la considera una enfermedad médica y los trastornos alimentarios se consideran patologías de orden mental. Esto es así porque no hay consenso en un en que haya un perfil psicológico específico para la obesidad, sino que es una condición bastante heterogénea".

¿Se presentan de forma distinta entre varones y mujeres?

"La edad y el sexo son dos variables súper importantes en el desarrollo de los trastornos alimentarios. Si nos enfocamos en el sexo, los trastornos alimentarios se desarrollan más frecuentemente en mujeres en relación con los hombres. De hecho, ser mujer es un factor de riesgo para desarrollar un trastorno alimentario. Si nos enfocamos en la edad, si bien pueden aparecer en cualquier momento, suelen desarrollarse fundamentalmente en la adolescencia. Si se combinan ambos factores, puede afirmarse que las mujeres adolescentes son quienes más los padecen", señala custodio.

La psicóloga dice que las manifestaciones clínicas suelen ser bastante similares, pero distingue que cuando se genera el descenso de peso, esto hay un desequilibrio hormonal que impacta diferente: en las mujeres habrá descenso de estrógenos y eso, acompañado de la baja de masa grasa, puede causar la interrupción del ciclo menstrual. En los hombres habrá un descenso de andrógenos.

Crianza 2.0 - Trastornos alimentarios - Jésica Custodio

También señala que hay algunos estudios que sugieren que las consecuencias eh en los hombres son más graves porque se tarda más en llegar a un diagnóstico y que eso podría responder algunas cuestiones como, por ejemplo, que en líneas generales las herramientas de detección están diseñadas fundamentalmente en y para mujeres y porque hay un estereotipo que circula entre los profesionales de la salud de que son patologías asociadas a las mujeres.

Al ser consultada por la mortalidad en relación a estas patologías, Custodio analiza que la anorexia nerviosa es la más preocupante: "Entre las causas más frecuentes de esa mortalidad, encontramos, por ejemplo, el suicidio. A veces puede haber complicaciones médicas por el estado de inanición, de desnutrición o fallas cardíacas".

 ¿Cómo influyen las redes sociales en el desarrollo de los trastornos alimentarios?

En las redes se normalizan conductas poco saludables, eso, según la experta, dificulta lo que se llama conciencia de enfermedad. Además, destaca que se estimula mucho la comparación del cuerpo propio con el cuerpo de los otros y así se incrementan las creencias negativas que la persona tiene acerca de de sí misma. "Hay algunos estudios que muestran que el incremento en el uso de redes implica un aumentp en estar expuesto a imágenes de estos cuerpos "perfectos" y esto aumenta la insatisfacción corporal y conductas alimentarias restrictivas. Los mensajes que circulan en redes no son suficientes para desarrollar un trastorno alimentario pero si, en una persona vulnerable, puede funcionar como un gatillador".

 ¿Qué podrían hacer los padres para evitar estas problemáticas?

"Que en las familias no se sobrevalore el peso y la figura es un factor protector importante —explica la psicóloga y continúa— también el compartir comidas en familia es importante. Hay promover hábitos de alimentación y de actividad física saludables, donde el foco esté puesto en la salud y en la funcionalidad y no en la apariencia física o en el peso. Por otra parte, hay que fomentar una imagen corporal positiva donde se valore el cuerpo en relación a todo lo que nos permite hacer; esto no quiere decir que la aceptación corporal es aceptar y querer 24/7 todas las partes de nuestro cuerpo".

Custodio recalca que la persona que tiene un trastorno alimentario está sufriendo, no es algo que haga a propósito ni lo haga intencionalmente ni dirigido a nadie. La persona no controla su conducta, la conducta la está controlando su su trastorno alimentario. "Les recomiendo a madres y padres que puedan tener conversaciones con sus hijos e hijas donde ellos puedan expresar lo que les está pasando. Aunque genere ese espacio, puede que no tengan ganas de hablar porque en estas patologías hay poca conciencia de enfermedad. Hay que dejar el espacio abierto para cuando ellos lo necesiten. Finalmente, creo que deben tener un rol activo y ofrecerles si quiere ir a algún profesional de la salud para generar un espacio de diálogo y acudir a un equipo eh especializado en estas en estas temáticas".

 ¿Qué debería hacer un docente si cree que un alumno suyo está sufriendo trastornos alimentarios?

"Si alguien de la escuela sospecha que un estudiante padece un trastorno alimentario la psicóloga recomienda que el docente se pueda acercar y hablar esto con su alumno: "Hay que buscar mostrarle preocupación. Al encarar la charla es mejor ir de observaciones más generales a más con más concretas. Intentar no hablar sobre el peso, sintomatología o el cuerpo, o sea. Evitar frases como "no estás comiendo nada o "estás cada vez más flaco". Al igual que lo harían los papás, que la comunicación no suene a reproche, a juicio de valor. Es importante, que si el alumno cuenta alguna conducta que se considera de alto riesgo, el docente le pueda transmitir que no va a poder asegurar la confidencialidad por el peligro que esta conducta implica.

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Producción: Lucía Jauzat y Euhen Matarozzo.

Filmmaker: Rocío Bustos

Edición: Miranda Lucena

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