Joaquín Mateu-Mollá es Psicólogo General Sanitario y Doctor en Psicología Clínica por la Universidad de Valencia. Se dedica tanto a la docencia como a la investigación y la divulgación científica. En una conversación con la BBC aseguró que en las escuelas los niños deberían estar de pie en lugar de sentados.
“La rígida organización no sólo forma parte del acervo experiencial de la mayoría de quienes pisamos alguna vez un colegio. Fue concebida para estimular la atención del alumnado y minimizar su tendencia natural al movimiento”, aseguró el psicólogo español.
Sin embargo, Mateu-Mollá afirma que es necesaria cierta exploración del entorno para aprender, ya que fue así como la humanidad construyó su conocimiento a lo largo de miles de años. Investigaciones recientes sugieren que aprender de pie podría tener ventajas.
Beneficios de estudiar parado
Según Joaquín Mateu-Mollá uno de los principales problemas de salud en la infancia y la adolescencia es la obesidad. Los estilos de vida sedentarios y el consumo de alimentos ultraprocesados conducen a eso, y además aumentan el riesgo de contraer patologías endocrinas y cardiovasculares. Este hecho ha impulsado la exploración de nuevas estrategias preventivas en el ámbito escolar.
Cada vez con mayor frecuencia empiezan a postularse modificaciones en la configuración clásica del aula, que están dirigidas a estimular la movilidad de los estudiantes. Una de las propuestas consiste en el uso de pupitres elevados. Se trata de mesas que permiten a los alumnos mantenerse de pie o sentarse según sus necesidades. Constituyen una alternativa que suele combinarse con la posibilidad de desplazarse por el aula para interactuar con otros compañeros, lo que constituye una apuesta por el dinamismo y la colaboración.
Las primeras investigaciones realizadas sobre esta nueva estrategia educativa han permitido identificar al menos dos beneficios: el aumento del gasto energético (del 17 al 30 por ciento) y el mantenimiento de la atención (según reportes de los propios profesores). Estos hallazgos preliminares han abierto la puerta a creativas hipótesis de investigación.
¿Estudiar de pie puede mejorar el rendimiento cognitivo?
Según Joaquín Mateu-Mollá hasta hace muy poco tiempo, las referencias sobre una eventual mejora en el rendimiento cognitivo por estudiar de pie eran prácticamente testimoniales y muy poco rigurosas. Eso cambió hace poco cuando un grupo de investigadores estadounidenses diseñó un estudio longitudinal (de dos años de duración) en el que participaron dos clases de un instituto de Texas. En una de las aulas se pusieron pupitres elevados, mientras que en la otra se mantuvieron los tradicionales. Los participantes fueron todos adolescentes, con una edad promedio de 14 años. Tanto el currículum escolar como los docentes encargados de impartirlo fueron idénticos en ambos casos.
Al final del proceso se comparó a los alumnos de las dos aulas usando pruebas neuropsicológicas computarizadas y técnicas de neuroimagen. Los resultados mostraron que los jóvenes que habían estudiado durante el tiempo previsto usando pupitres elevados habían mejorado en su memoria de trabajo (capacidad para retener información y procesarla para adaptarse a una tarea) y en sus funciones ejecutivas (autocontrol, resolución de problemas, planificación, etcétera). Además, se pudo apreciar que su lóbulo frontal izquierdo (una zona del cerebro que no madura completamente hasta la tercera década de la vida) estaba más activo durante la realización de las pruebas.
Hoy en día existe evidencia de que tanto la memoria de trabajo como las funciones ejecutivas son esenciales para adaptarse a los problemas cotidianos, en los que priman la ambigüedad y la novedad, o donde no existe siempre una respuesta absolutamente perfecta. Sin embargo, según indica el psicólogo español, todavía queda mucho camino por recorrer para entender completamente las causas exactas de un fenómeno que podría revolucionar el modo en que se entiende la educación.
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