Según nos cuenta el sitio del Instituto Nacional Belgraniano, todas las civilizaciones practicaban y practican juramento. La promesa que hoy prestan los niños se manifestaba usualmente como un juramento que implicaba el compromiso de cooperar en la defensa de la comunidad, si era preciso tomando las armas y, en ocasiones, hasta perder la vida.
Promesa a la Bandera
La promesa a la Bandera arraiga en prácticas sociales ancestrales y consiste en una reelaboración del antiguo juramento. Al parecer, su práctica en el ámbito escolar llegó a la escuela argentina por conducto de las maestras estadounidense traídas por Sarmiento, quienes replicaron la usanza vigente en su país.
Fue así, que por muchas décadas los niños prestaron juramento a la Bandera nacional. Más tarde y debido a las implicancias religiosas que tiene un juramento, donde se pone a Dios por testigo del acto, pareció una desmesura pedirlo a los niños por entenderse que su edad (aproximadamente 10 años) limitaba la total comprensión sobre las implicancias de su decisión. Además, se tuvo presente que la sensibilidad de algunas confesiones religiosas suscitaba cuestiones que convenía evitar en beneficio del pluralismo propio de una sociedad democrática.
En consecuencia, las autoridades nacionales tomaron la decisión de cambiar el tradicional juramento por una solemne promesa.
¿Quiénes prometen?
Por lo general, el acto se concreta durante el cuarto grado de la escuela primaria, como una manifestación de que los niños han alcanzado un grado de madurez que les permite comprender el valor de asumir este público compromiso.
También suelen prometer las personas mayores que no hayan tenido la oportunidad de hacerlo por no haber cursado la escolaridad primaria.
¿Qué se promete?
El compromiso radica en prometer “fidelidad a la Bandera”, como representación de todo lo que simboliza la Nación y el pueblo argentino en su multiforme riqueza humana. Lo que lleva implícito que también se promete “querer” a la Enseña, posiblemente la faceta que llega más hondo en la apreciación de los niños de diez años.
El compromiso expresa la fidelidad a la historia de nuestra Nación; a sus costumbres; valores; tradiciones y demás elementos que hace a la identidad de argentinos, una expresión polisémica con profunda emotividad. Al respecto, nunca será mejor aplicada la extendida afirmación popular de que “Argentina es un sentimiento”. En suma, la promesa implica un compromiso de vida para con los conceptos expresados.