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La Escuela Serena, el innovador proyecto educativo de las hermanas Cossettini

Olga y Leticia, quienes dedicaron su vida a la educación, demostraron que una escuela distinta, más abierta y menos rígida, era posible. En esta nota, Billiken te cuenta de qué se trataba este proyecto.
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La Escuela Serena fue el proyecto pedagógico de las hermanas Olga y Leticia Cossettini que implicó una innovación para la época, donde los estudiantes eran considerados el centro del aprendizaje y reinaba el arte, la música y la creatividad en un contexto de serenidad y bienestar.

En esta escuela, la alegría y lo espontáneo eran bienvenidos y las aulas se convertían en talleres y laboratorios. Es una escuela que se abre a la comunidad, que sale de sus límites y entabla vínculos con el exterior. De esta manera, posibilitaba la producción colectiva y la experiencia directa.

Funcionó en rosario entre 1935 y 1950 aproximadamente y concurrían hijos de obreros, pescadores, comerciantes de clase media y familias acomodadas y era conocida como la “escuela de la señorita Olga”.

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Efectivamente, Olga y Leticia Cossettini eran quienes estaban al frente de esta escuela y se destacaban por su gran trabajo docente. Eran hijas de maestros y manifestaron su interés por la educación desde pequeñas. Juntas, trabajaron para modificar las prácticas educativas basándose en una concepción del acto educativo como hecho social. Defendían una educación que focalizaba en las vivencias porque, según ellas, sólo se podía aprender aquello que se había vivido.

El establecimiento de la Escuela Serena tenía características propias. A diferencia de otras, allí no había campanas que anunciaran los recreos sino música que venía desde el patio. Leticia, quien se destacó en el área artística, había creado un coro de niños que imitaban el sonido de las aves que vivían en las barrancas del Río Paraná. En las clases, se estimulaba la creatividad, la imaginación y la expresión a través del lenguaje. En esa línea, crearon un teatro de títeres y cada dos semanas había conciertos donde podía escucharse a grandes y clásicos compositores como Mozart o Schubert.

Otra particularidad de la Escuela Serena era que las materias no estaban divididas en horas. Las Cossettini implementaron una educación integral que borraba esa rigidez característica del dictado por asignaturas y llevaban a los alumnos a dar paseos donde aprendían sobre geografía, biología o matemáticas. Los contenidos de las materias estaban ahí, en la realidad, en el canto de los pájaros, en las historias de vida de los habitantes, en la circunferencia de la fuente de la plaza, etc.

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Tampoco había una preocupación de parte de las maestras por la memorización de conceptos. Por el contrario, preferían crear un clima de armonía donde los chicos y chicas pudieran expresarse y ayudarse mutuamente. Convencidas de la potencialidades del lenguaje artístico, inspiraban a los alumnos a que pinten y dibujen para descubrir el mundo a través del arte.

Sin dudas, Olga y Leticia Cossettini tenían una visión no sólo innovadora sino transformadora de la educación. Llevaron adelante un proyecto educativo que para la época implicó un punto de inflexión. Demostraron que una escuela distinta, más abierta, menos rígida, era posible.

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