La gastronomía de China es famosa en todo el mundo por su diversidad, sus sabores intensos y sus técnicas milenarias. Sin embargo, entre tantas recetas tradicionales, hay una que se destaca por encima del resto y que, con el paso del tiempo, se convirtió en el plato nacional de China: el Pato laqueado a la pekinesa.
Con una historia que se remonta a más de 600 años, este plato no solo es un símbolo culinario, sino también una ventana a la cultura, la historia y las costumbres de uno de los países más antiguos del mundo.
El origen del plato nacional de China
El Pato laqueado a la pekinesa, también conocido como Pato de Pekín, tiene su origen en la dinastía Yuan, alrededor del siglo XIV, pero alcanzó su popularidad en tiempos de la dinastía Ming. Fue especialmente valorado en la corte imperial, donde se preparaba para los banquetes más importantes.
Este plato ganó fama no solo por su sabor, sino por la precisión con la que se elabora. Se convirtió en un símbolo de la cocina china por su conexión con la historia imperial, su complejidad técnica y su fuerte carga cultural.
¿Qué hace único al Pato laqueado a la pekinesa?
A diferencia de otras recetas tradicionales, este pato se prepara con una técnica especial de laqueado y cocción. El proceso puede durar varios días, ya que el ave se infla con aire para separar la piel de la carne, se marina con miel y especias, y luego se hornea lentamente hasta que la piel queda dorada y crujiente.

Se sirve en rodajas finas, generalmente acompañado por crepes de trigo, cebolla de verdeo y salsa hoisin. Además, en muchos restaurantes tradicionales, el plato se presenta con todo un ritual que incluye el corte del pato a la vista del comensal.
Tres datos fascinantes del plato nacional de China
- Nombre: Pato laqueado a la pekinesa (o Pato de Pekín)
- Origen: Dinastía Yuan (siglo XIV), popularizado en la dinastía Ming
- Características: Piel crocante, carne jugosa, técnica de cocción única
Un emblema cultural
Hoy, el Pato laqueado a la pekinesa es mucho más que un plato típico: es un emblema cultural que aparece en menús oficiales, celebraciones y visitas diplomáticas. Incluso es uno de los mayores atractivos para los turistas que viajan a Pekín, donde hay restaurantes centenarios especializados en esta receta.
El reconocimiento de este plato como plato nacional de China responde no solo a su sabor y tradición, sino también al rol que ocupa en el corazón del pueblo chino. Representa el respeto por los ancestros, la importancia del detalle y la conexión entre pasado y presente a través de la cocina.