Entre los destinos turísticos más encantadores de la costa bonaerense se encuentra Mar de las Pampas, un balneario joven que nació con la idea de ser un lugar de descanso en contacto con la naturaleza. Ubicado a solo 10 kilómetros de Villa Gesell, combina playas amplias, médanos y bosques que lo diferencian de otras localidades del litoral atlántico argentino.
Los orígenes de Mar de las Pampas
La historia de este sitio comienza en la década de 1960, cuando Ricardo Bartolomé Astengo adquirió las tierras con el sueño de transformarlas en un bosque junto al mar. El proyecto incluyó la forestación de los médanos con pinos y eucaliptos, que hoy le dan ese aspecto de refugio natural.
El nombre Mar de las Pampas surge como un homenaje a la llanura pampeana, que se extiende tierra adentro, y a la presencia del mar como límite natural. Así, se buscó unir dos identidades geográficas de la Argentina en un mismo espacio.
Mar de las Pampas hoy
Con el paso del tiempo, este rincón se consolidó como un destino turístico reconocido. A diferencia de otras playas cercanas, mantiene una consigna clara: “no molestar la naturaleza”. Por eso, sus calles no están asfaltadas y los comercios respetan un estilo rústico que armoniza con el entorno.

Hoy, Mar de las Pampas es elegido por familias, parejas y viajeros que buscan serenidad. Además, es un punto ideal para quienes disfrutan de paseos al aire libre, cabalgatas, avistaje de aves y caminatas por la costa.
Datos destacados de Mar de las Pampas
- Su fundación comenzó en los años 60, con la forestación de médanos.
- El impulsor del proyecto fue Ricardo Bartolomé Astengo.
- Su nombre combina la idea de la pampa argentina con la inmensidad del mar Atlántico.
Un destino que conserva su esencia
La clave del atractivo de Mar de las Pampas está en su tranquilidad. Allí, la naturaleza marca el ritmo: las playas son amplias y poco concurridas, los atardeceres se disfrutan en silencio y el bosque ofrece sombra y frescura.
Este rincón bonaerense, que nació del sueño de un hombre, hoy es un destino elegido por miles de turistas, pero sin perder la esencia que lo distingue: la calma de un pueblo pensado para el descanso.
