En el casco antiguo de Estocolmo, conocido como Gamla Stan, existe un pasaje único en Europa: Mårten Trotzigs Gränd, una calle que con sus 90 escalones de piedra conecta las calles Västerlånggatan y Prästgatan. Lo curioso es su ancho: en el punto más estrecho, mide apenas 90 centímetros, lo que la convierte en una de las calles más angostas del mundo.
Su nombre recuerda a Mårten Trotzig, un comerciante alemán que llegó a Suecia en el siglo XVI y se dedicó al comercio de metales y tejidos. Tras adquirir varias propiedades en la zona, la calle quedó identificada con su apellido, que aún conserva hasta la actualidad.
Historia y curiosidades de Mårten Trotzigs Gränd

La calle fue mencionada por primera vez en documentos de 1544 y ha tenido distintos nombres a lo largo de los siglos. Sin embargo, en 1949 se oficializó su denominación actual en homenaje al comerciante que marcó su historia.
A lo largo del tiempo, el pasaje fue escenario de relatos pintorescos y hasta llegó a desaparecer de los mapas, ya que en el siglo XIX se cerró temporalmente y estuvo en desuso. Afortunadamente, fue recuperado y hoy forma parte del atractivo turístico de Gamla Stan, uno de los barrios medievales mejor conservados de Europa.
Entre sus principales curiosidades se destacan:
- Ancho mínimo: apenas 90 centímetros.
- Número de escalones: exactamente 90.
- Primer registro histórico: año 1544.
- Ubicación: conecta Västerlånggatan y Prästgatan, en Estocolmo.
Cómo visitar esta calle única en Europa
Actualmente, Mårten Trotzigs Gränd es un punto obligado para quienes recorren Estocolmo. Turistas de todo el mundo llegan hasta aquí para tomarse fotografías y experimentar la sensación de caminar por uno de los pasajes más angostos del planeta.
Además, se encuentra rodeado de restaurantes, cafés y tiendas típicas que hacen de la visita una experiencia completa. La mejor forma de conocerlo es caminando por el casco histórico de la ciudad, donde cada callejuela revela la esencia medieval de la capital sueca.
Así, lo que alguna vez fue un simple pasaje se transformó en uno de los símbolos más pintorescos de Estocolmo, ideal para descubrir en un viaje por Suecia.
