En el corazón del Tíbet, una región famosa por su geografía extrema, se encuentra el Semo La, un paso de montaña que figura entre los más altos del mundo. Con una altitud de 5.566 metros sobre el nivel del mar, este tramo conecta la zona de Coqên con el monasterio de Rongbuk, muy cerca del monte Everest.
Semo La forma parte de la Ruta Estatal 219, una carretera que serpentea entre montañas, desiertos y altiplanos donde el oxígeno escasea. Su altura es tan impresionante que, durante años, fue considerada la carretera más alta del planeta, superando incluso a los pasos de montaña de los Andes o del Himalaya indio.
Historia del paso de montaña Semo La
Durante siglos, este paso fue una ruta de caravanas y peregrinos tibetanos que se desplazaban entre aldeas y templos. Sin embargo, permaneció prácticamente desconocido para el resto del mundo hasta las primeras exploraciones modernas del siglo XX.
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En la actualidad, la Semo La es parte de una carretera asfaltada, construida por China para mejorar la comunicación en la región autónoma del Tíbet. A pesar de esto, sigue siendo uno de los caminos más solitarios y desafiantes del planeta. Las temperaturas pueden descender a más de 20 grados bajo cero, y los vientos huracanados son frecuentes.
Datos curiosos del paso de montaña Semo La

- Altitud: 5.566 metros sobre el nivel del mar.
- Ubicación: Región del Tíbet, China.
- Ruta: Forma parte de la carretera G219.
- Clima: Frío extremo y baja concentración de oxígeno.
- Apodo: “La carretera al cielo”.
Viajar por Semo La: una experiencia en el techo del mundo
Aunque llegar hasta Semo La no requiere equipos de alpinismo, la altitud y el aislamiento hacen que el viaje sea una verdadera aventura. La mayoría de los visitantes lo recorren en vehículos todoterreno, acompañados por guías locales que conocen las condiciones climáticas del altiplano tibetano.
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El paisaje es sobrecogedor: montañas nevadas, llanuras desérticas y una sensación de inmensidad que parece no tener fin. Es un lugar donde el cielo y la tierra se confunden, y donde los viajeros comprenden por qué los habitantes locales lo llaman “la carretera al cielo”.
Pese a su belleza, el Semo La sigue siendo un territorio poco explorado. Su altitud extrema limita la afluencia turística, lo que ha permitido conservar su entorno natural casi intacto. Quienes logran atravesarlo describen la experiencia como una mezcla de respeto, asombro y superación personal.
El paso de montaña Semo La, un símbolo de resistencia en el Himalaya
Más que un camino, el Semo La representa la resiliencia humana y la grandeza natural del Tíbet. Su altitud lo convierte en un desafío geográfico, pero también en un punto de conexión cultural y espiritual entre pueblos milenarios.
Para muchos, recorrerlo no es solo un viaje por una carretera, sino una travesía por el techo del mundo, donde el aire es escaso, el silencio absoluto y el paisaje parece eterno.