Al sur de Chile, dentro de la provincia Capitán Prat, en la Región de Aysén, existe un pequeño y curioso pueblo llamado Tortel que no tiene ningún tipo de calles. Por lo tanto, solo se puede recorrer a pie, sobre pasarelas de madera.
La localidad, que se fundó hace 69 años, es el hogar de aproximadamente 550 personas y recibe miles de turistas, que llegan con la intención de disfrutar su arquitectura, conocer su historia y contemplar la naturaleza que la rodea.
Y, aunque en la actualidad el ingreso a Tortel es muy sencillo, gracias a la conexión vehicular que existe entre el límite del pueblo y la famosa Carretera Austral, hasta 2003 la experiencia era muy distinta.
¿En qué año se fundó el pueblo de Tortel?
La zona donde actualmente se encuentra el pueblo de Tortel estuvo poblada, durante siglos, por miembros de un pueblo nómade canoero llamado Kawésqar.
Es por eso que para hablar de la primera exploración extranjera, hay que remontarse al año 1520, cuando Hernando de Magallanes encontró este paisaje en su viaje y lo llamó “Tierras de Diciembre”.
Durante los siguientes 100 años, este sitio recibió la visita de nuevos navegantes españoles, que llegaron en el marco de 12 expediciones por el sur de la Patagonia. De todas formas, hubo que esperar hasta 1775 para encontrar un mapa de la zona, que realizó el cartógrafo español Juan de la Cruz Cano y Olmedilla.
Finalmente, el vínculo entre las tierras de Tortel y Chile se forjó en 1888, cuando el comandante Adolfo Rodríguez realizó un reconocimiento del lugar y empezó a planificar la urbanización del mismo. Un proceso que inició en 1901.
Tras la apertura de un aserradero en el lugar, a mediados de 1907, esta pequeña aldea empezó a crecer rápidamente. Pero, antes de su fundación oficial, la empresa cerró y un gran incendió avanzó sobre la mayoría de las viviendas. Es por eso que el sitio quedó prácticamente despoblado.
Por fortuna, los pocos habitantes que resistieron al escenario descrito, impulsaron la fundación de Tortel, que ocurrió puntualmente el 28 de mayo de 1955. Una década después, en este destino abrió una empresa de comercio agrícola y, de esta manera, se produjo un importante crecimiento demográfico.
¿Cuántos kilómetros de pasarelas hay en Tortel?
Luego de la inauguración del pueblo, la comuna de Tortel se creó el 27 de agosto de 1970, la primera escuela de la localidad abrió en 1978 y sus vías de comunicación con el resto de Chile se fortalecieron en 1980, luego de la apertura del aeródromo, que ocurrió un año antes de la creación de la Municipalidad.
El crecimiento de este destino turístico se produjo a pasos agigantados. Sin embargo, la arquitectura del lugar nunca se modificó y es por eso que hasta el día de hoy conserva sus famosas pasarelas de madera, que son la única vía disponible para pasear entre las casas.
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En total, Caleta Tortel, que cubre una superficie de 25 hectáreas, tiene un promedio de 6 kilómetros de longitud y combina a la perfección con el paisaje lindero, repleto de agua, bosques y montañas.
¿Por qué Tortel estuvo aislado de Chile hasta 2003?
Debido a su ubicación, la única manera de llegar a Tortel hasta 2003, era a través de un extenso viaje en barco por el sur de Chile. Pero, en el año mencionado, todo cambió con la creación de una pequeña ruta.
Oficialmente, esta vía es conocida como X-904, tiene 25 kilómetros de longitud y acompaña el curso del río Baker (el más caudaloso del país) entre el extremo norte del pueblo y la Ruta Nacional 7, más conocida como Carretera Austral.
Este enlace, además de mejorar la calidad de vida de Tortel, también potenció el turismo en la zona. Es por eso que, en las últimas décadas, este destino incrementó en gran medida su capacidad hotelera.
¿Qué príncipe de Europa visitó este pequeño pueblo de Chile?
Una de las curiosidades más grandes que resaltan en la historia de Tortel es que durante la primavera del año 2000, el reducido grupo de vecinos convivió durante diez semanas con el príncipe Guillermo de Gales.
El hijo mayor del rey Carlos III del Reino Unido llegó a este sector de la Patagonia en el marco del año sabático que se tomó luego de terminar sus estudios secundarios.
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Y, además de conocer la historia del lugar y contemplar los paisajes, también participó de numerosos trabajos que los habitantes de la zona realizan a diario.
