Al norte de Bogotá, en el municipio de Chía, en la región de Cundinamarca, se alza una edificación que rompe por completo el paisaje andino: el Castillo Marroquín. Este imponente palacio, con sus torres, almenas y gruesos muros, parece haber sido teletransportado directamente desde la Europa medieval hasta el corazón de Sudamérica.
Su construcción se inició a finales del siglo XIX (alrededor de 1898) y se completó a principios del siglo XX (cerca de 1904). Su antigüedad, sumada a su excepcional estado de conservación, lo convierte en un testimonio invaluable de la arquitectura de esa época en Colombia. El Castillo Marroquín no solo es un edificio hermoso; es un libro de historia tallado en piedra.
Castillo Marroquín: la historia del hijo de un presidente
La historia de esta fortaleza está ligada directamente al poder político de Colombia. El castillo fue construido por Lorenzo Marroquín Osorio, hijo del expresidente de Colombia, José Manuel Marroquín (quien gobernó entre 1900 y 1904).
Lorenzo Marroquín, inspirado por la arquitectura europea y deseoso de construir una residencia que reflejara el estatus y el gusto de su familia, diseñó el castillo con una mezcla de estilos, principalmente el Neogótico y el Neorrenacentista. El resultado fue una estructura única en el país, con grandes salones, pasajes secretos (según las leyendas) y un aire de misterio.
La ubicación del Castillo Marroquín, cerca del río Bogotá, fue clave. Se convirtió en un punto de encuentro social y político, aunque su uso fue variando drásticamente a lo largo del siglo XX, pasando de ser una elegante residencia a un hospital y hasta un centro de entretenimiento.
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Datos clave del Castillo Marroquín
- Ubicación: Chía, Cundinamarca, cerca de Bogotá, Colombia.
- Constructor: Lorenzo Marroquín Osorio (hijo de expresidente).
- Período de construcción: fines del siglo XIX / Inicios del siglo XX (inaugurado cerca de 1904).
- Estilos arquitectónicos: Neogótico y Neorrenacentista.
El diseño, las leyendas y el legado de la mansión
Hoy, el Castillo Marroquín ya no es una residencia privada, sino un importante centro cultural y de eventos que permite el acceso al público y a los visitantes que desean conocer su increíble arquitectura y su pasado.
Su diseño exterior se caracteriza por la simetría y la presencia de torres cilíndricas que rematan con cúpulas cónicas. El interior conserva detalles de la época, como grandes chimeneas, pisos de madera originales y salones decorados con lujo.
Más allá de su arquitectura, el castillo es famoso por las leyendas urbanas que lo rodean. Se dice que sus pasillos y estancias están habitados por fantasmas de antiguos habitantes o que oculta túneles secretos. Estas historias, que forman parte del folclore colombiano, solo aumentan el aura de misterio y curiosidad que atrae a turistas y curiosos a visitarlo.
El Castillo Marroquín se mantiene como un monumento a una época pasada, recordándonos que la historia y la arquitectura europea también dejaron su huella sorprendente en el paisaje de Colombia.
