A comienzos del siglo III a. C., en la isla griega de Rodas, se levantó una de las esculturas más impresionantes de la Antigüedad: el Coloso de Rodas. La enorme figura de bronce, dedicada al dios del Sol Helios, alcanzaba los 33 metros de altura y fue una obra del escultor Cares de Lindos.
Su construcción comenzó alrededor del año 293 a. C. y se extendió durante doce años. Se realizó con placas de bronce reforzadas con hierro y se erigió para celebrar la victoria por la defensa de la isla, que fue asediada por los macedonios.
El dios que protegía la ciudad
El Coloso de Rodas fue levantado en honor a Helios, considerado el dios protector de la isla. La escultura representaba su figura de pie, probablemente sosteniendo una antorcha o una lanza, aunque su verdadera postura sigue siendo un misterio.
Según los registros históricos, la estatua se mantuvo en pie durante 66 años, hasta que un fuerte terremoto la destruyó en el año 226 a. C.
Durante siglos, se creyó que la estatua se encontraba en el puerto de Mandraki, con las piernas abiertas sobre la entrada marítima, pero esta versión fue descartada por los historiadores modernos: construir una obra de ese tamaño en el muelle habría bloqueado completamente el acceso a los barcos.
Hoy, la mayoría de los especialistas ubican el monumento en una zona más elevada, posiblemente en la acrópolis de la ciudad.
Cómo se construyó el Coloso de Rodas
El proceso de construcción del Coloso fue una auténtica hazaña técnica para la época. Algunos detalles que se conocen sobre su elaboración son:
- Se utilizaron grandes cantidades de bronce y hierro, obtenidos en parte del armamento enemigo capturado tras la victoria.
- La estatua contaba con un armazón metálico que sostenía las placas de bronce desde el interior, una técnica avanzada para el siglo III a. C.
- Se tardó aproximadamente 12 años en completarla.
- Alcanzaba una altura de entre 30 y 33 metros, lo que la convertía en una de las esculturas más altas de la Antigüedad.
- Su escultor fue Cares de Lindos, quien, según los registros, terminó en la ruina debido a los altos costos de la obra.
Tras el terremoto que la derribó, los restos del Coloso permanecieron durante siglos sobre el suelo de Rodas. Incluso caído, se decía que su tamaño era impresionante. En el siglo VII, los restos fueron finalmente vendidos como chatarra a un comerciante que, según la leyenda, necesitó 900 camellos para transportarlos.