Son identificadas como las primeras construcciones del “Continente Blanco” y se convirtieron en un Monumento Histórico.
La Antártida es un continente gigantesco e inhóspito que, en la actualidad, representa un gran desafío para quienes lo exploran. Por lo tanto, hace 125 años, cuando se construyeron las cabañas de Borchgrevink, la experiencia era aún más extrema.
Estos refugios son las construcciones más antiguas del “Continente Blanco” y las únicas que se diseñaron en el lugar durante el siglo XIX, en el marco de una exploración histórica.
Por fortuna, casi todas las instalaciones se conservan en perfectas condiciones y, desde 1972, están protegidas bajo el título de “Sitio Histórico”.
La historia de las cabañas de Borchgrevink comienza poco tiempo después de que los exploradores noruegos Henrik Johan Bull y Carsten Borchgrevink realizaran el primer desembarco registrado en el continente, en enero de 1895.
Tras observar los desconocidos paisajes de la costa del cabo Adare, en la Tierra de la Victoria, Borchgrevink regresó a su país de origen y rápidamente organizó una segunda misión, que concretó a comienzos del último año del siglo XIX.
Precisamente en este viaje, el expedicionario logró construir los dos refugios mencionados, dentro de una colonia de pingüinos, que se estrenaron el 2 de marzo de 1899 con el nombre de “Campamento de Ridley”, en homenaje a su madre.
Según los registros históricos, en aquella fecha también se marchó el barco en el que había llegado Borchgrevink y otros 9 aventureros, acompañados por un grupo de 70 perros.
El objetivo era pasar el invierno en las cabañas de Borchgrevink y, a pesar de la escasez de recursos, casi todos lo consiguieron. Finalmente, el grupo dejó la Antártida el 2 de febrero de 1900.
Como se aprecia en imágenes, las primeras construcciones del “Continente Blanco” eran precarias y diminutas. Es decir, estos refugios, que se fabricaron con pinos de Noruega, tenían:
Con el correr de los años y el incremento en la cantidad de expediciones rumbo a la Antártida, las cabañas de Borchgrevink aumentaron su popularidad y hasta recibieron ampliaciones en su predio.
Puntualmente, en 1911, durante la Expedición Terra Nova, que estuvo al mando de Robert Falcon Scott, se decidió construir un tercer refugio de características similares en el lugar.
Sin embargo, como consecuencia de las extremas condiciones meteorológicas de la zona, al poco tiempo de su inauguración, la estructura colapsó. Hoy solo se conservan los restos de su galería.
Finalmente, las dos cabañas de Borchgrevink originales, permanecieron en buenas condiciones hasta la actualidad, gracias al título de Sitio y Monumento Histórico que recibieron en 1972 y la mención de Zona Antártica Especialmente Protegida, en 1998.
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