Canticuénticos, la banda de música para las infancias que reivindica los ritmos latinoamericanos y se anima a hablar sobre todo - Billiken
 

Canticuénticos, la banda de música para las infancias que reivindica los ritmos latinoamericanos y se anima a hablar sobre todo

Con doce años de trayectoria sobre los escenarios, el grupo santafecino se destaca por una propuesta artística centrada en las infancias, libre de estereotipos y con canciones tan divertidas como profundas. En esta nota, dialogaron con Billiken en una entrevista que abarcó una variedad de temáticas. 
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Febrero se viene a puro ritmo y alegría con la música de Canticuénticos, el reconocido grupo santafesino de música para las infancias y familias que ya cuenta con más de diez años de trayectoria. El 20 de febrero el Centro Cultural Kónex se llenará de color y diversión con un gran show donde podrán disfrutarse canciones como “La cumbia del monstruo”, “Quiero para mí”, “El mamboretá”, “Bate con la cucharita” y “Por qué, por qué”, además de temas de su último disco.

Con una propuesta original alejada de los estereotipos, sus canciones se escuchan, cantan y bailan en miles de escuelas y jardines de Argentina y Latinoamérica. Probablemente, el éxito radique en dos elementos principales que destacan a esta banda. Por un lado, la reivindicación de los ritmos argentinos y latinoamericanos y, por otro, las letras de las canciones que se animan a tocar todos los temas, desde los más disparatados hasta los más difíciles. Prueba de ello es el tema “Hay secretos”, que refiere al abuso y maltrato infantil y que se convirtió en una herramienta clave para que una niña se anime a contar un abuso que había sufrido.

Canticuénticos es mucho más que una banda de música. Es un proyecto artístico que, además de los cinco álbumes ya editados, cuenta con “Canticuénticos en papel”, una colección de libros ilustrados que dialogan con las canciones y con “Canticuénticos en cartón”, otra colección de libros pensados especialmente para la primera infancia.

A lo largo de sus doce años de trayectoria artística, Canticuénticos ha llevado a cabo innumerables conciertos a los largo de Argentina y de América Latina. Además, supo cosechar numerosos reconocimientos, entre los cuales se encuentran: la declaración “de interés cultural” por el Senado de la Nación por su “trayectoria y valioso aporte al cancionero infantil nacional y latinoamericano”; el nombramiento como “Embajador Cultural” de las ciudades de Santa Fe y de Santo Tomé; y el reconocimiento “por su interés artístico” y “por su trayectoria” por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y también por la Legislatura de la Provincia de Santa Fe.

Canticuénticos es un grupo numeroso y está integrado por: Ruth Hillar (voz, flauta y acordeón), Daniela Ranallo (voz), Laura Ibáñez (voz), Gonzalo Carmelé (bajo y coros), Daniel Bianchi (guitarra, charango y coros), Nahuel Ramayo (batería, percusión y coros) y Sebastián Cúneo (producción, iluminación, fotografía y video). Completan el elenco Cintia Bertolino (voz invitada y asistencia de puesta en escena), Darío Zini (asistencia de escenario, aerófonos, charango y percusión) y Javier Escandell (sonido).

En diálogo con Billiken, sus integrantes han conversado acerca de varios temas.

Luego de estos doce años de trayectoria, ¿en qué momento se encuentran como grupo?
Gonzalo Carmelé: Nos encontramos arrancando un nuevo año con objetivos concretos, como por ejemplo el estreno de una nueva canción con su video, que va a ver la luz dentro de poco; la idea de hacer un sexto disco en el mediano plazo; seguir creando contenido para las niñeces y encarar lo que creemos va a ser un año muy lindo en el que tenemos agendadas algunas visitas internacionales (Chile, Colombia, Uruguay), y por supuesto conciertos en muchas ciudades de nuestro hermoso país.

¿Cómo se preparan para el primer show del año en CABA y qué novedades presentarán?
Gonzalo Carmelé: Los shows en Buenos Aires son siempre muy especiales porque nos acompaña un público muy cálido, que conoce nuestra música y se brinda participando activamente en cada concierto. Seguimos presentando nuestro trabajo discográfico más reciente “A cocochito”, sumando canciones nuevas al repertorio en vivo y tenemos la novedad del nuevo libro de “La rana Rosita”, ilustrado por Estrellita Caracol al igual que todos los libros de la colección “Canticuénticos en papel” que apareció hace poquito, a finales del año pasado.

Canticuénticos se destaca por tocar temas complejos en sus canciones, ¿fue una decisión como grupo o fue una inquietud que surgió de a poco?
Ruth Hillar: Creo que abordar esos temas no tan comunes en las producciones para la niñez tiene que ver con la intención de acompañar a nenas y nenes en los diferentes aspectos de su vida. Queremos ser parte de sus festejos de cumple y sus momentos más divertidos bailando con el monstruo, pero también estar presentes en situaciones difíciles, frente a las que el arte puede tratar de ofrecer ayuda.

¿Cómo surgió la idea de componer la canción “Hay secretos”?
Ruth Hillar: Allá por el año el año 2017 sentí la necesidad de componer una canción que tratara de proteger y ayudar a nenas y nenes víctimas de abuso. Las canciones pueden tener un poder tan grande, accediendo a lugares a los que otros lenguajes no llegan tan fácilmente, que valía la pena intentarlo. Tuve asesoramiento de una profesional llamada Sabrina Medina y escribí la letra a partir de la información que ella me compartió. La canción se editó en el 2018 en nuestro cuarto disco y desde ese momento sabemos que fue de gran ayuda para una gran cantidad de nenas, nenes y también personas adultas. Y ya es parte de los contenidos y recursos de la ESI a nivel nacional. Es muy conmovedor saber que un puñado de palabras y sonidos, de la mano de docentes y otros adultos que trabajan responsablemente con las niñeces, puedan estar habilitando la palabra y el pedido de ayuda.

Las infancias de hoy viven en un mundo complejo y en permanente cambio ¿Cómo encaran el proceso de composición de las letras en ese escenario atravesado por tantas pantallas?
Ruth Hillar: Particularmente, al ponerme a pensar una letra, trato de conectar con las niñeces, tratando de rescatar los aspectos más humanos. Creo que, por más que la tecnología corra una carrera contra ella misma, los seres humanos debemos seguir cuidando como un gran tesoro valores como la sensibilidad, la empatía con el prójimo, la compasión, la solidaridad. Nenas y nenes valoran ese costado humano que reflejan las canciones de Canticuénticos y nos encanta saber que cuando las pantallas se apagan, las canciones vuelven a nacer en las vocecitas nuevas.

¿De dónde surgen los temas que tocan en sus canciones?
Ruth Hillar: Las temáticas pueden surgir de lugares muy diferentes: situaciones cotidianas, problemáticas sociales, anécdotas, cualquier cosa puede generar la chispa necesaria para que den ganas de ponerse a escribir una canción.

Hace poco han editado “Canticuénticos en papel”, ¿cómo dialogan las canciones con esta colección de libros?
Gonzalo Carmelé: “Canticuénticos en papel” es una colección de libros que ya cuenta con 9 libros, con ilustraciones de las canciones hechas en la técnica de collage por Estrellita Caracol. Fue una aventura que comenzó con la canción “El mamboretá” hace unos años y que ha crecido y tiene una gran aceptación por parte del público, al punto de incluirse dos de estos libros en programas como el “Plan Nacional de Lectura” y recibir numerosas menciones y distinciones, cosa que nos pone muy felices.
Desde el inicio nos pareció muy importante poder tener un soporte físico para la canción, y tener la posibilidad de que ese soporte físico sea el objeto libro y no una pantalla. De esa manera lograr ese vínculo afectivo con la canción y con la actividad de leer, que es tan necesaria en nuestra forma de ver el mundo. Vemos con alegría que eso se va cumpliendo, que los libros se van abriendo camino, llevando las ideas, las canciones y las imágenes.

¿Cómo piensan el vínculo entre las familias y los niños a través de la música?
Daniel Bianchi: Nos gusta saber que a través de la música y del arte se puede establecer una conexión directa de los adultos con el mundo de los niñxs, y viceversa. Los lenguajes artísticos son canales muy profundos de expresión de sentimientos, y creemos que estos vínculos que se crean son perdurables en el tiempo, y se afianzan en la sensibilidad, la creatividad y el diálogo. Por eso consideramos valioso cada minuto que se pasa acompañando a lxs niñxs, e incentivamos a los adultos (padres, madres, tíos, abuelas, docentes y cualquier persona relacionada con lxs chicxs) a hurgar y seleccionar con sentido crítico las manifestaciones que les acercan: la música, el cine, la literatura, el juego, etc.

Muchos docentes utilizan sus canciones ¿cómo conciben el vínculo entre el arte y la educación?
Daniel Bianchi: El arte ayuda a crear ciudadanos y sociedades libres, creativas, críticas, sanas. Es un espejo en el que podemos reflejarnos como sociedad, ya que muestra sin tapujos lo más profundo de nosotros, y canaliza las emociones más sinceras. En el caso del trabajo con niñxs, creo que el arte usado de determinada manera ayuda muchísimo a fortalecer la identidad, a reconocernos orgullosamente únicos en medio de una sociedad cada vez más globalizada. Es por eso que nuestro trabajo con Canticuénticos se centra en el uso de los ritmos y formas del floklore argentino y latinoamericano, ya que creemos que es la música que mejor se acerca a nuestra forma de entender el mundo, a nuestros sueños, a nuestra identidad.

De izquierda a derecha: Ruth Hillar, Nahuel Ramayo, Daniela Ranallo, Gonzalo Carmelé, Laura Ibáñez y Daniel Bianchi.

¿Por qué creen que los niños y niñas disfrutan tanto de su música?
Daniel Bianchi: ¡Creo que los mismos niños y niñas deberían ser los que contesten esta pregunta! Nuestra única intención es hacer música de la mejor manera que podemos, respetando las capacidades y los intereses de nuestro público, siendo lo más genuinos y auténticos que podamos ser. En nuestra propuesta no hay mentiras ni inventos: somos así, nos interesan estas cosas, vivimos en estos paisajes, nuestra cotidianeidad transita cada una de nuestras canciones. Al tocar, tanto en los discos como en el escenario, tratamos de tener momentos para jugar, para emocionarnos, para reír, para pensar. Creo que esa energía es la que el público percibe y devuelve, multiplicada, y hace que cada concierto sea único.

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