El 15 de enero de 1939, nació en San Telmo, Buenos Aires, Celis Pérez. Fue un artista plástico que viajó incansablemente por el mundo. Al principio recorría los países limítrofes: vivió en Montevideo y Lima. Y luego, pasó una temporada en los campos de Quemú Quemú, en la provincia de La Pampa.
Tiempo más tarde, estuvo en Caracas, París, Nueva York y Miami. Cada lugar que visitó lo impregnó con su sensibilidad, su particular interpretación del horizonte pampeano, los rituales del campo, el silencio apabullante de la noche y la blanca luz de la luna.
A su vez, con el tiempo comenzó a incluir muchas de las influencias de otras partes del mundo que lo nutrieron como artista. Especialmente, la función expresiva del oro y la plata entre los incas, mayas y aztecas, y la espiritualidad de los pueblos originarios americanos.
El estilo de Celis Pérez
Su estilo tan particular se destacaba por una fusión única de tres variables: el gesto, la materia y el color. Sus obras se caracterizan por tener siempre presente la intención de instalar la producción artística en la vida cotidiana. Esto lo conseguía a través de tapices, grabados, ilustraciones de libros, diseños, etc.
Asimismo, sus murales y esculturas han quedado inmortalizadas en distintas instituciones educativas como la Universidad de Morón, la Universidad de Belgrano y la Facultad de Arquitectura de Buenos Aires. En el Estadio de Boca Juniors, el Patio de la Madera en Rosario y el Edificio Fortabat en Buenos Aires también se pueden ver obras suyas.
Pérez falleció un día como hoy de 2008, a los 69 años. La causa de muerte fue una leucemia que derivó en la cirrosis del hígado. El origen de esta última afección fue el resultado de la intoxicación con pigmentos y polvo de grafito. Fue velado en La Bombonera, rodeado de sus seres queridos y otros hinchas del club como él.