Las olas son una ondulación de agua sobre la superficie del mar. Viajan por la parte superior del agua y mueren en las playas.
Aquellas que se pueden surfear o aquellas con las que los niños y adultos juegan en la playa se forman por el viento aunque su historia comienza en los cielos, más precisamente en el Sol: sus rayos calientan la atmósfera y ciertas partes se calientan más que otras, entonces la temperatura del aire no es homogénea. Como el aire caliente es menos denso, eso genera una diferencia de presión, que es lo que genera los vientos.
Cuando el viento sopla sobre el mar, las partículas de aire rozan el agua y se empiezan a formar olas pequeñas, de 0,5 a 2 metros de altura y de 10 y 40 metros de longitud, llamadas ondas capilares. Si el viento sopla a lo largo varios kilómetros, las ondas capilares crecen y pueden llegar a medir hasta 15 metros de altura.
Otros fenómenos que originan las olas
Además del viento, los procesos geológicos, como los terremotos, pueden generar olas más grandes.
El cambio brusco que genera en la superficie, un terremoto que rompe el fondo del mar, produce olas de cientos de kilómetros alrededor de esa zona y se desplazan por el océano a velocidades de hasta 700 kilómetros por hora.
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Lejos de la costa, los maremotos se desplazan como olas de unos pocos metros, pero cuando se acercan a las playas, su altura puede alcanzar los 20 metros.
El mar y el cambio climático
Debido al cambio climático, el nivel del mar subirá y las olas y maremotos afectarán cada vez más las costas.
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Un nuevo estudio realizado en la a Universidad de Melbourne, en Australia, publicado en la revista Science, apunta a que los vientos que soplan en mar abierto y las olas aumentaron su velocidad y altura. Este fenómeno seguirá creciendo.