Según Larousse, la frase "buen provecho" surgió "de una tradición de los moros durante la ocupación de España que consistía en eructar después de comer y responder "provecho" o "que aproveche", como sinónimo de buena educación.
Sin embargo, existe una segunda teoría que indica que "buen provecho" deriva de la Edad Media, donde la clase campesina padecía la escasez de alimentos. Siguiendo la misma línea, se atribuye que la frase se usaba como recordatorio para "valorar" la comida. Además, "estaba mal visto" decírselo a una persona de la burguesía.
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En la actualidad, "buen provecho" se utiliza en distintos países hispanohablantes para desearle una buena digestión a otra persona, como indica la primera versión. No obstante, en otras partes del mundo, su uso frecuente derivó del francés "bon appétit" que fue adoptado por Estados Unidos y traducido a más de un idioma.