Se descubrió en 1766, habita en aguas de diferentes continentes y es muy fácil confundirlo con una piedra.
Visitar un destino con acceso al mar, caminar por la arena, jugar con las olas y sumergirse a pocos metros de la costa, son actividades muy placenteras. Pero, en algunos países, solo pueden ingresar al agua quienes tengan la habilidad de detectar y evitar un encuentro con el pez más venenoso del mundo.
Conocido como pez piedra de estuario, por los colores de su cuerpo que le permiten camuflarse en el fondo del mar, este llamativo animal habita en aguas de diferentes continentes.
Sucede que, aunque es nativo de las aguas tropicales de los océanos Índico y Pacífico, durante las últimas décadas las poblaciones se han expandido a otros puntos del mundo.
El descubrimiento oficial del pez más venenoso del mundo tuvo lugar en 1766 y lo hizo Carlos Linneo, científico, naturalista, botánico y zoólogo sueco, en un sector del planeta que actualmente pertenece a Indonesia.
Poco tiempo después, otros expertos descubrieron que, además del país mencionado, el pez piedra de estuario estaba presente en múltiples naciones que tienen salida a los océanos Índico y Pacífico. Sus arrecifes más grandes estaban frente a Australia y en el archipiélago malayo.
Pero, gracias a la abundante cantidad de ejemplares que integran cada población y la curiosidad de los animales por explorar aguas nuevas, desencadenó una expansión de la especie, que actualmente también se registra en:
El pez piedra de estuario, que también es conocido como “Synanceia horrida” (nombre científico), tiene un veneno muy poderoso, compuesto de citotoxinas y neurotoxinas, y muy similar al de una cobra.
Pero, a diferencia de otros animales peligrosos que necesitan morder a sus víctimas para aplicar la sustancia nociva, el pez más venenoso del mundo la almacena en las espinas de sus aletas.
Como consecuencia del color gris y los detalles en rojo que tiene el cuerpo del pez más venenoso del mundo, la mayoría de las personas no lo detectan a simple vista y sufren el “pinchazo” de sus espinas cuando lo pisan, mientras se desplazan en el agua, sin intención.
Quienes experimentan este encuentro desafortunado, no solo sentirán un dolor intenso e inmediato en el área del contacto, sino que en menos de una hora tendrán un malestar generalizado en todo su cuerpo.
Es por eso que ante un suceso de estas características, es necesario visitar a un profesional de la salud. De lo contrario, la víctima podría sufrir:
Por último, si la persona que entró en contacto con el veneno del pez piedra de estuario no recibió la atención necesaria, su salud podría empeorar en cuestión de horas y desencadenar, finalmente, su muerte.
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