Es una fosa de profundidad extrema, que se formó en el mar Caribe, a pocos kilómetros de la costa de Puerto Rico.
El punto más profundo del océano Atlántico es conocido como “fosa de Puerto Rico” y es el segundo lugar de mayor profundidad en el mundo, después de la fosa de las Marianas, ubicada en el océano Pacífico.
Debido a la ubicación de su punto más alejado de la superficie, existe muy poca información sobre las condiciones, las formas de vida y los paisajes submarinos de este lugar.
De todas formas, expertos aseguran que en un futuro cercano, con la aparición de nuevas tecnologías, existirá la posibilidad de realizar visitas frecuentes a la fosa de Puerto Rico.
Luego de una sumatoria de investigaciones, se confirmó que la fosa de Puerto Rico, identificada como el punto más profundo del océano Atlántico, tiene una profundidad máxima de 8.380 metros.
Además, estudios de las mismas características también revelaron que este quiebre en el fondo del océano también tiene una longitud de 1.500 kilómetros, muy cerca de la isla de Puerto Rico.
Finalmente, también hay que tener en cuenta que la fosa de Puerto Rico es el resultado de la unión de la placa tectónica del Caribe, que se desplaza hacia el este, con la placa Norteamericana, que se mueve hacia oeste.
Es por eso que, además de su cercanía con el punto más profundo del océano Atlántico, Puerto Rico también es propenso a sufrir terremotos y/o tsunamis.
La fosa de Puerto Rico apareció, por primera vez, en los registros de investigadores, en 1883, cuando el Comandante en Jefe del Servicio Geodésico y de Costas, W.H. Brownson, realizó el anuncio desde el buque de vapor Blake.
En aquel momento, y en homenaje a la persona que lo descubrió, el punto más profundo del océano Atlántico recibió el nombre de fosa de Brownson. Medio siglo después, en el marco de una expedición liderada por Estados Unidos en 1939, se decidió modificar el nombre a “fosa Milwaukee”.
Es por eso que su nombre actual, que hace referencia al país más cercano, es muy reciente.
A pesar de todas las expediciones realizadas entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, en ninguna se realizaron investigaciones debajo de la superficie, en las inmediaciones de la fosa de Puerto Rico.
La primera misión de estas características se concretó en 1964, cuando el batiscafo francés Archimède observó la fosa con sus propios ojos. Luego, el siguiente avance llegó en 2012, cuando el fondo de la misma recibió la visita de un robot.
Finalmente, el 19 de diciembre de 2018, el explorador estadounidense Víctor Vescovo, dentro de la Expedición Five Deeps, se convirtió en la primera persona en llegar al punto más profundo del océano Atlántico. Su descenso alcanzó una profundidad máxima de 8.376 metros.
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