Con el correr de los años, Buenos Aires ha cambiado su aspecto en gran medida. Pero, por fortuna, algunos espacios se mantienen intactos desde hace más de 200 años y un claro ejemplo es Altos de Elorriaga: la casa de dos plantas más antigua de la ciudad que aún sigue en pie.
Como se puede apreciar, la construcción es muy amplia, ya que incluye una serie de habitaciones, áreas privadas y hasta un mirador exclusivo, que muy pocos conocen.
Y, aunque en el pasado la estructura sufrió un gran deterioro, actualmente se conserva en perfectas condiciones y permanece abierta al turismo local e internacional.
¿Cuándo se construyó esta famosa casa de dos plantas?
En los terrenos que Juan de Garay le entregó a Alonso de Escobar en 1580, el comerciante Juan Bautista de Elorriaga fue autorizado a construir una de las primeras casas de dos plantas de la Ciudad de Buenos Aires.
Luego de elegir el diseño y organizar la obra, su construcción inició en 1808 sobre la esquina de las calles Defensa y Alsina, y estuvo lista una década más tarde. Específicamente, la vivienda se estrenó en 1820.
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Fiel a la tradición de la época, su propietario le colocó el nombre de “Altos” por su estructura de dos pisos, seguido de su apellido: “Elorriaga”. Acto seguido, se mudó a las nuevas instalaciones con su esposa, Leocadia Segurola de Elorriaga.
La pareja vivió en la propiedad porteña hasta 1827 (aproximadamente) cuando Elorriaga perdió la vida. Finalmente, Leocadia Segurola conservó la casa hasta 1860.
¿Qué ocurrió con Altos de Elorriaga tras el fallecimiento de su primer propietario?
Durante las últimas décadas del siglo XIX, la casa de dos plantas más antigua de Buenos Aires, que aún sigue en pie en el barrio de Monserrat, quedó en manos de un nuevo propietario, de apellido Altolaguirre.
Al igual que Elorriaga y Segurola, su segundo dueño tuvo a disposición la planta baja de la estructura, diseñada para albergar comercios, y la planta alta, donde estaban las amplias habitaciones.
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A su vez, Altolaguirre y todos los propietarios que llegaron después, disfrutaron de los patios internos y de la amplia terraza que, en sus orígenes, tenía una excelente vista panorámica al Río de la Plata.
Por último, Altos de Elorriaga, que sobrevive en una de las pocas esquinas sin ochava de Buenos Aires, se convirtió en el Museo de la Ciudad, a mediados de 1970.
¿Qué sucedió en esta casa de dos plantas durante las últimas décadas?
Tras la adquisición mencionada, la casa de dos plantas más antigua de Buenos Aires que aún sigue en pie, se conservó en la misma esquina y abrió al público en ocasiones.
Sin embargo, su faceta como atractivo turístico se fortaleció luego de 1997, cuando fue declarada Monumento Histórico Nacional y recibió numerosos trabajos de restauración.
Actualmente, Altos de Elorriaga atraviesa una de sus mejores facetas. Quienes caminen por Buenos Aires, no solo podrán apreciar su fachada lisa, decorada con amplias aberturas y piezas en hierro, sino también ingresar a la propiedad y/o disfrutar los productos a disposición en los comercios de la planta baja.