Un grupo de investigadores del Museo Argentino de Ciencias Naturales (LACEV), CONICET, del Museo Nacional de Tokyo y de la Fundación Azara dieron a conocer a una nueva especie de ave de unos 70 millones de años de antigüedad que se extinguió con los dinosaurios.
El hallazgo, tras un intenso trabajo de investigación, se produjo al sur de la provincia de Santa Cruz, Argentina. Puntualmente, en la Estancia La Anita.
Los investigadores lograron develar que en donde hoy vemos mesetas y desiertos, hace 70 millones de años existían bosques y cuerpos de agua que albergaban peces, ranas, tortugas, serpientes, y enormes cocodrilos.
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El hallazgo del ave
Durante la última expedición a la provincia de Santa Cruz, llevada adelante en 2022, el grupo de científicos dio con los restos de un ave que bautizaron Yatenavis ieujensis. Yatenavis fue una pequeña ave del tamaño de un gorrión perteneciente a un grupo que se extinguió hace 65 millones de años, con la caída del meteorito que dio fin a los grandes dinosaurios. Previo al impacto del meteorito, estas aves habían alcanzado una gran diversidad, con especies voladoras, acuáticas, e incluso buceadoras, que superaron la envergadura de un ganso.
Si bien Yatenavis sólo se conoce por un húmero, es información suficiente para reconocer las características de la especie. Entre los rasgos más llamativos, las marcas dejadas por los músculos en el húmero parecen indicar una alta capacidad de vuelo y maniobrabilidad. Este rasgo es comparable al de los pájaros modernos que habitan bosques y selvas, que deben ser grandes maniobradores a la hora de poder esquivar árboles y arbustos mientras se desplazan.
Si bien en Argentina se han descubierto varios parientes, el Yatenavis es particularmente pequeño, y además es el que se encontró a más altas latitudes. Investigaciones previas dudaban que estas aves primitivas pudieran soportar el clima frío de la Patagonia sur, sin embargo, el hallazgo del Yatenavis demuestra que estas pequeñas aves estaban bien adaptadas a soportar el frío.
La Estancia La Anita empezó a ser explorada hace no más de cinco años por científicos del CONICET, y desde el primer momento se reconoció su vasto potencial fosilífero. Desde entonces los investigadores y técnicos viajan hasta esa localidad alejada, fría y agreste con el fin de rescatar los restos fósiles que forman parte del acervo cultural y científico de la provincia de Santa Cruz y de todos los argentinos.