El Jardín Japonés de Buenos Aires está considerado un “pequeño Japón en Argentina”. Desde su inauguración en 1967, es un lugar de ensueño, magia y encanto oriental que es visitado por muchos turistas y vecinos porteños. Además, es el jardín de estilo japonés más grande fuera del país nipón.
Como expresión viviente de la amistad entre Japón y Argentina, en este increíble lugar se respira paz y armonía. La riqueza natural, los paisajes y la tranquilidad reinante invitan a vivir una muy grata experiencia.
El proyecto del Jardín Japonés
El Jardín Japonés fue proyectado y construido por la colectividad japonesa y luego fue donado, por intervención de la Embajada de Japón, al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. El motivo de este legado radicó en el agradecimiento del pueblo japonés al argentino por haber abierto sus puertas en tiempos de inmigración.
La idea de hacer un jardín de estas características surgió con el objetivo de crear un lugar de encuentro para los príncipes herederos al trono imperial, Michiko y Akihito, quienes vendrían a la Argentina en mayo de 1967. Se trataba de todo un acontecimiento porque era la primera vez que un miembro de la familia imperial visitaba el país. Este enorme parque fue inaugurado el 17 de mayo de 1967.
La naturaleza presente
En el Jardín Japonés la naturaleza va cambiando a medida que avanzan las estaciones. Por eso, en cada época el paisaje es distinto. En julio aparecen las flores de cerezos, en verano se pueden apreciar las violetas nenúfares, el ginkgo biloba en otoño y en septiembre hacen su aparición las bellas azaleas. Completan el paisaje árboles autóctonos como el Palo Borracho y la Tipa.
Los puentes: su símbolo más característico
Uno de sus elementos más característicos son los puentes que constituyen verdaderos símbolos ya que representan el paso de un mundo a otro. Por ejemplo, el denominado Puente de Dios representa el camino al paraíso y es muy difícil de atravesar. Por su parte, el llamado Puente Truncado conduce a la isla de los remedios milagrosos, mientras que el Puente Zigzag es el de las decisiones.
El japonés es un jardín zen, es decir, un espacio pensado para la meditación y la contemplación. Según la filosofía japonesa, un ámbito de armonía natural y silencio permite alcanzar la relajación necesaria para meditar. Para ese objetivo entonces es que se han creado este tipo de jardines.
Rediseño posterior
En 1977 el jardín fue rediseñado bajo la dirección del ingeniero paisajista Yasuo Inomata. En el parque también hay un edificio que alberga un centro cultural, un restaurante de cocina japonesa, un vivero donde se pueden comprar plantas (bonsai) y alimento para los peces del lago, y una tienda con artesanías japonesas.
Con el transcurso de los años, el jardín japonés no paró de crecer y se convirtió en un gran pulmón verde para la ciudad de Buenos Aires. En el año 2004, la Secretaría de Turismo de la Ciudad de Buenos Aires lo declaró "sitio de interés turístico" y, en el año 2008, el Poder Ejecutivo Nacional lo declaró "bien de interés histórico y artístico de la Nación".
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