Por su extraño final, se tejieron muchas leyendas urbanas.
Estuvo ubicado en la esquina de la Avenida Luis María Campos y José Hernández, en el barrio de Belgrano. Esta palacio con estilo medieval fue construido en 1907. En un primer momento, allí habría vivido un italiano. Después, este lugar fue adquirido por Teófilo Lacroze, el hijo de Federico.
Fue llamado "Palacio de los Leones" porque tenía dos esculturas de este animal en la entrada. Este castillo contaba con dos plantas y una torre con mirador. Para ingresar, había que subir una escalera.
Sin aclarar por qué, al poco tiempo de haberse asentado, Lacroze abandonó el palacio. Sin embargo, antes de irse, tapió las puertas, las ventanas y los portones, lo que alimentó distintas leyendas urbanas que hablaban de fantasmas y espíritus e incluso de la muerte de un sereno.
En la década del 40, cuando el lugar se encontraba en ruinas, la familia decidió demolerlo. Actualmente, en esta zona residencial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hay comercios y viviendas.
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