Escuela es una palabra que millones de personas utilizan a diario para nombrar, definir o identificar aquella casa de estudios, iniciales, primarios, secundarios, terciarios y/o universitarios, donde los alumnos asisten durante su infancia, adolescencia y adultez.
Sin embargo, expertos en historia y literatura han demostrado que, en la antigüedad, se escribía con otras letras y también tenía otra interpretación.
Es decir, a pesar de que también estaba vinculado al estudio, enseñanza y aprendizaje, era un considerado un sitio de “ocio”.
¿Qué vínculo tiene la palabra “escuela” con otras lenguas?
Al igual que sucede con muchas otras palabras que utilizamos en nuestra vida cotidiana, “escuela” deriva del latín, “schola”, que a su vez tiene un estrecho vínculo con el griego.
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Ocurre que el primer eslabón de esta cadena es la palabra “σχολείο”, que se estableció como uno de los pilares de la antigua Grecia y tenía el mismo significado que en la actualidad.
¿Por qué este término se utilizaba para identificar a un lugar de “ocio”?
Como hemos mencionado, “σχολείο”, “schola” o “escuela”, son tres palabras pertenecientes a lenguas y épocas distintas, que tienen la misma utilidad: hacer mención a un establecimiento educativo.
Sin embargo, hace 2.000 años, cuando los griegos incorporaron este término, lo relacionaban con un establecimiento de “ocio”, que era concurrido por personas que tenían tiempo libre.
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Esta definición puede resultar extraña, sobre todo para los estudiantes que denominan “tiempo libre” a todo lo que hacen fuera de la escuela, luego de completar sus tareas.
Pero la incógnita se resuelve al explicar que, hace dos milenios, prácticamente todos los jóvenes debían trabajar y solo los adinerados disponían de “tiempo libre” para dedicar sus días al ocio y asistir a la escuela.
