Giraffe weevil, el extraño insecto que es endémico de Madagascar

En un área de 2.000 kilómetros cuadrados de Madagascar, al este de África, hay un pequeño insecto llamado “Giraffe weevil” o “Gorgojo jirafa”, que se caracteriza por su cuello largo y su comportamiento. 

De todas formas, es un ser vivo que pasa desapercibido por su pequeño tamaño corporal (hasta 2,5 centímetros de longitud) y su hábitat, caracterizado por la abundante vegetación. 

¿Por qué el cuello del “Giraffe weevil” es tan importante?

En primer lugar, es importante aclarar que el cuello extremadamente largo (en comparación al tamaño de su cuerpo) del “Giraffe weevil”, tiene una funcionalidad. 

Es decir, este pequeño animal debe recorrer grandes distancias a diario con la intención de encontrar alimento. Pero, al mismo tiempo, también debe ser capaz de defenderse ante el posible ataque de otro insecto. 

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Entonces, gracias a la extensión y movilidad de su cuello, un ejemplar de “Giraffe weevil” será capaz de alimentarse rápidamente, armar un nido fuerte y luchar, gracias a su extremidad más llamativa. 

¿Dónde habitan los ejemplares del "Giraffe weevil”?

Como ya hemos mencionado, todos los ejemplares del “Giraffe weevil” viven en un espacio reducido de Madagascar, repleto de selvas tropicales y lejos de las grandes ciudades o áreas urbanas. 

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Precisamente, este animal tiende a pasar toda su vida muy cerca de los árboles pertenecientes a los géneros “Dichaetanthera cordifolia” y “Dichaetanthera arborea”. Allí se alimentan, reproducen y también se refugian.

¿Cuáles son las características más llamativas de este animal?

Además de su cuello, que suele ser hasta tres veces más largo en los machos que las hembras, y sus alas voladoras de color rojo, este insecto de Madagascar también sorprendió a los expertos porque: 

• Consume hojas de árboles y/o plantas jóvenes.
• No puede sobrevivir lejos de una zona tropical.
• Lleva el nombre científico “Trachelophorus giraffa”.
• Es conocido desde 1860, tras el descubrimiento de la especie que ocurrió en manos del coleopterista francés Henri Jekel.