José Tumino llevó una vida particularmente osada. De joven, hace más de 50 años atrás, dio la vuelta al mundo sobre su moto, teniendo que subirla a montañas para avanzar de país en país, y en aviones cuando el obstáculo era el mar. Lo recibieron civiles, jefes y alcaldes en varios de los lugares que pisó.
Pasa que la pasión del santafesino de Barrio Sur Nuevo era viajar y, sobre todo, hacerlo con su fiel compañera motorizada. “Mi primer viaje fue en una ‘paperino’, en el año 64’ -contaba el hombre-, y de ahí en más todos los años hacía un viaje hasta que en el año 1970 terminé de recorrer toda Sudamérica, y entonces hice la locura de largarme a dar la vuelta al mundo”.
Entre kilómetros, obstáculos y sacrificios
Llegar a Japón: ese era el plan, una vez pisada América, Europa, África, Asia y Oceanía. Para eso se encontró a sí mismo afrontando desde las heladas tierras altas de Chile y Perú hasta los agobiantes calores del Sahara.
También se cruzó con guerrilleros vestidos de gendarmes en Perú que le dieron de comer después de 3 famélicos días.
A lo largo de su viaje, superó todos los obstáculos, desde ser capturado por soldados egipcios durante la Guerra de los Siete Días con Israel, hasta el día que no le permitieron subir a su Honda 300 en un avión para viajar de África a Asia y así continuar su viaje.
José Tumino: sin comunicación, sin horas de sueño
Los obstáculos no terminan. Era una época sin celulares y en la cual los sistemas de posicionamiento por satélite (GPS) eran inaccesibles: en consecuencia, a José Tumino solo le quedaba la opción de pasar por la embajada argentina si quería avisarle a sus familiares dónde se encontraba.
También escribía cartas, pero con dificultades de envío: llegaban a destino mucho tiempo después o directamente se perdían en el camino. Poco era lo que sus amigos y vecinos sabían del viajero de indias.
También te puede interesar: Los fanáticos del Fitito buscan romper un récord Guinness
Ni hablar de las condiciones de vida de José durante su travesía. Contaba a la radio: “Me levantaba cuando todavía era de noche, y salía, y dormía en la ruta, porque no había plata para parar en hoteles. Y después llegó un momento que en la ruta Panamericana, por más que hubiera tenido plata no había hoteles que valieran, así que trataba de ir por rutas con pavimento y dormía al costado del camino, no tenía carpa ni nada, una frazada nomás”.
José Tumino y una histórica llegada a Japón
José Tumino finalmente llegó a Japón y sucedió algo que jamás en su vida podía haber adivinado: lo reciben 21.000 obreros de Honda, la marca a la cual pertenecía la moto que lo había acompañado todos esos meses.
También te puede interesar: De Ushuaia a Alaska en moto: la historia de Juan José Degratti
Su fiel compañera, como es de esperar, había llegado destruida. "Desarman el motor y les digo que lo único que quedó del motor fue la caja. Lo demás lo había cambiado todo por el camino’ -cuenta el viajero- entonces me felicitan y me dicen que era la primera vez que veían una caja gastada como esa de una moto Honda sin que se rompa…, y como premio me dieron una moto nueva”.