Se encuentra en el límite internacional de tres países de Asia y su cumbre nunca ha registrado la presencia de humanos.
El mundo está repleto de montañas y algunas están relacionadas a factores muy curiosos como los que rondan sobre la cumbre del Kailash, que nunca recibió la visita de los humanos.
Este enorme monte, ubicado en el límite internacional que comparten China, India y Nepal, representa un desafío muy grande para los escaladores más talentosos, que en ocasiones se han negado a intentar un ascenso.
De todas formas, actualmente el punto más elevado del Kailash es inaccesible hasta para los más valientes, dado que se considera un sector sagrado y, por lo tanto, está prohibida su ascensión.
El monte Kailash, que se encuentra en la región autónoma del Tíbet, en China, sobre la cordillera Transhimalaya, alcanza los 6.838 metros sobre el nivel del mar y su cumbre está sobre enormes paredes de hielo, que se formaron en la estructura “piramidal” de la montaña.
Por lo tanto, cualquier intento de conquista antes del siglo XX, habría sido imposible debido a la falta de herramientas y accesorios necesarios para recorrer un paisaje tan extremo.
Es por eso que el primer proyecto de ascensión ocurrió a mediados de la década de 1920, cuando el montañero inglés Hugh Ruttledge y el coronel RC Wilson coincidieron en la base del monte, con el objetivo de definir su altura. Los primeros estudios indicaron que tenía más de 6.000 m.s.n.m.
Por un lado, Ruttledge describió que era un pico imposible de conquistar y señaló que la única ruta viable rumbo a la cumbre sería por la cresta noreste.
Al mismo tiempo, Wilson, que estaba del otro lado de la montaña, acompañado por un sherpa llamado Tseten, llegó a la misma conclusión y observó que la cresta sureste sería la más sencilla.
En el caso de Wilson, hay registros que anuncian que se adentró en la desconocida mole de piedra para conquistar la cumbre. Sin embargo, al poco tiempo de iniciar su travesía, debió cancelar el viaje por una intensa nevada.
Tras las aventuras de Ruttledge y Wilson, la siguiente visita registrada a la zona del monte Kailash fue la del escalador austríaco Herbert Tichy, en 1936. Luego de una seguidilla de conversaciones con los locales, Tichy también confirmó que esta cumbre era inaccesible.
Finalmente, en épocas más cercanas, China le habría entregado un permiso al montañero italiano Reinhold Messner para escalar esta inexplorada montaña. Pero, ante la dificultad, Messner se habría negado.
Quizás esta haya sido la última oportunidad que los humanos tuvieron para conocer la cumbre del Kailash, dado que en las últimas cuatro décadas, cualquier intento de ascenso está prohibido.
Esto ocurre porque la montaña se considera sagrada por múltiples religiones. Sus fieles, en diferentes momentos del año, se acercan hasta la base, donde realizan multitudinarias procesiones.
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