La Patagonia es tierra "fértil" de esqueletos animales que tuvieron vida hace millones de años, cuando los dinosaurios habitaban el planeta. Entre ellos, el fósil de la extraña ardilla argentina que era muy similar a Scrat, esa ardilla que se pasa toda la película de La era del hielo persiguiendo a su bellota.
Hace 13 años, en el yacimiento de La Buitrera, Río Negro, el paleontólogo argentino Guillermo Rougier junto a su equipo encontraron a la Cronopio dentiacutus. La llamaron así en honor a Julio Cortázar, por aquellos seres extraños inventados en su libro. Y tenían motivos para hacerlo, ya que el fósil animal era muy curioso.
¿Cómo era la extraña ardilla argentina?
A diferencia de como uno imaginaría a una ardilla hoy en día, la Cronopio dentiacutus tenía un rasgo particular que llamó inmediatamente la atención de los paleontólogos: sus dos colmillos largos, grandes y afilados. Además, la extraña ardilla argentina:
- Tenía un cuerpo de 10 a 15 centímetros de longitud.
- Lucía un cráneo de casi 3 centímetros de largo.
- Pertenece a los drioléstidos, un grupo de mamíferos ya extintos que se emparentan a los marsupiales y mamíferos con placenta modernos.
Este pequeño y curioso animal convivió con los dinosaurios y se cree, a pesar de sus grandes colmillos, que se alimentaba de insectos.
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¿Por qué el hallazgo del Cronopio dentiacutus es importante?
La extraña ardilla argentina fue encontrada en una roca sedimentada de comienzos del cretácico tardío (entre 60 y 100 millones de años atrás). Así, la Cronopio dentiacutus rompe con un hiato temporal de 60 millones de años, un salto en el tiempo del que no se tenía información sobre los mamíferos de Sudamérica.
Su descubrimiento, además, demuestra dos puntos más:
- Primero, que los mamíferos tenían presencia en Sudamérica más allá de los dinosaurios, y que los había de todas formas.
- Segundo, que la especie cronopio evolucionó por mucho tiempo aislada en América del Sur, dado que esa parte del continente no tenía conexión con el centro y el norte.
