Los mundiales de fútbol se disputan desde 1930 y la Copa recibió el nombre de "Jules Rimet" en honor al entonces presidente de la FIFA y promotor del torneo. Era de oro y su diseño consistía en la diosa griega de la victoria, con sus grandes alas abiertas y sus brazos en alto. A los ganadores se les daba una réplica, y solo podrían llevar una original quienes fueran tricampeones.
Esta Copa fue levantada por Pelé en representación de Brasil en 1970 y robada por un argentino en 1983. La historia del hecho es tan curiosa como increíble.
El robo de la Copa
En el año 1970, la cita mundialista tuvo lugar en México. En la esperada final contra Italia, el equipo brasileño se consagró campeón por tercera vez en su historia, lo que les permitió quedarse con la propiedad del trofeo. Este mismo fue llevado y expuesto ante todos los orgullosos fanáticos en la Confederación Brasileña de Fútbol, ubicada en Río de Janeiro.
En 1983, el trofeo desapareció del cofre blindado en el que estaba en la CBF. A pesar del empeño que se había puesto en su extrema seguridad, se dice que una parte de la estructura estaba hecha de madera por lo que pudo ser forzada con una palanca.
Varios años más tarde fueron atrapados los autores del delito: José Luiz Vieira, alias “Bigote”, y Francisco Rocha, conocido como “Barba”. En el momento del interrogatorio y debido a la presión de los oficiales, el dúo terminó confesando quien era el jefe de la banda de ladrones: un joyero argentino llamado Juan Hernandez. En aquel tiempo era el vendedor de oro robado más importante de la ciudad según develó el detective del caso, Miguel Murilo, quien ordenó detenerlo.
El operativo finalizó con éxito y Hernandez fue capturado por la policía de Río de Janeiro. Negó rotundamente estar relacionado al hecho, sin embargo en febrero de 1984 fue sentenciado culpable y condenado a prisión.
El trofeo Jules Rimet nunca fue recuperado, se rumorea que fue fundido luego del robo. Brasil conserva en exposición una réplica del mismo.