El ciclo del agua es claro. Durante algunos días hace un calor insoportable, aparecen los primeros vientos, después las primeras nubes, el cielo se oscurece y ¡plaf! Lluvia. Si las nubes contienen sólo agua, y el agua es incolora, ¿por qué el cielo se pone negro?
¿Por qué son negras las nubes de lluvia?
El que avisa no traiciona, y el cielo lo sabe bien, al punto que tiene su propia forma de avisarnos que se viene una tormenta. Se tiñe de un gris oscuro, áspero, como diciendo ‘¡Agarrá el paraguas!’: yo te avisé.
Las nubles blancas son de dicho color porque llevan menos agua en su interior. Al estar menos cargadas, cuentan con más espacios por donde puede pasar la luz y así atravesarlas. Los rayos solares se cuelan sin ningún problema.
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Las nubes de tormenta presentan el caso contrario. Su estructura está mucho más cargada de partículas de agua, al punto que se forma una especie de 'muro' que no deja pasar la luz.
Además, estas estructuras pueden tranquilamente tener 20 km de diámetro –más de un tercio del diámetro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires–, complicando el trayecto del Sol casi por completo.
Más gris, más cercana la tormenta
Un dato no menor es que las partículas de agua, como nosotros, están sujetas a la Ley de Gravedad. Cuanto más pesadas, más se acercan al suelo; cuanto más se acercan, más juntas quedan entre sí, con lo cual menos luz puede pasar por el medio, y la nube se pone cada vez más oscura.
Así, una nube muy oscura es signo de que, en cualquier momento, se larga.