Se lo conoce como Luna de Sangre o Luna Roja porque nuestro satélite se vuelve rojizo durante el eclipse. De acuerdo con la NASA, adquiere este color porque la Tierra se sitúa entre la Luna y el Sol, tapando la luz solar que termina reflejándose en la Luna. De esta manera, la única luz que llega a la superficie lunar es la de los extremos de la atmósfera terrestre, debido a que ambos cuerpos celestes están alineados perfectamente.
Los eclipses lunares pueden ser parciales (solo se oculta una parte de la Luna), totales (toda la superficie lunar entra en la sombre terrestre) y penumbrales (la Luna entra en el cono de penumbra de la Tierra).
Estos tipos de eclipses son los menos usuales. Mientras que en los eclipses solares la luna se interpone entre el sol y la Tierra y es la luz solar la que se oculta, haciendo que el día se vuelva noche; en los eclipses lunares la Tierra se interpone en esta relación astronómica ocultando la luz solar que estaba reflejándose en la Luna llena. Esto da un efecto visual al parecer que la Luna “sangra” por el color que adquiere.
Se podrá ver en la zona occidental de América del Sur, especialmente en Ecuador, Perú, Chile, Uruguay y Argentina. También en el Oeste de Estados Unidos, así como también Oceanía y algunas partes de Asia. En Argentina, se podrá ver el máximo esplendor del eclipse a las 08:14 am, mientras que en Perú y en México será a las 06:14 am.
Para muchas culturas y antiguas civilizaciones, como los mayas; aztecas o antiguos pueblos mesopotámicos, las Lunas de Sangre representan el fin de un ciclo y el comienzo de otro.