Para responder a la pregunta de por qué algunas personas son más calurosas o friolentas y soportan más el calor o el frío que otras, hay que tener en cuenta el sistema de termorregulación del organismo. Es el que activa los mecanismos fisiológicos necesarios para adaptarnos a las distintas temperaturas.
¿Cómo funciona el sistema de termorregulación del organismo que influye en que las personas sean más calurosas o friolentas?
El órgano que controla el funcionamiento del sistema de termorregulación es el cerebro. Cuando se produce un cambio de temperatura, en el hipotálamo, que es el área que controla la temperatura del cuerpo, el hambre y la sed, se desencadenan mecanismos de compensación. Eso logra conservar la energía calórica y mejorar eficiencia energética.
La información se transmite al cerebro a través de termorreceptores. Esas terminaciones nerviosas presentes en la piel, detectan el frío y el calor.
Este mecanismo, ¿Funciona igual en todos los cuerpos?
Todas las personas tienen ese sistema de termorregulación. Eso define las percepciones del frío y el calor, la adaptación de los organismos a los cambios de temperatura y las respuestas biológicas ante ella que puede tener cada uno.
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Una de las cosas que puede condicionar el funcionamiento del sistema es el estado de ánimo. El estrés afecta a todas las áreas del cerebro y puede modificar la reacción que tiene el cuerpo, haciendo a las personas más calurosas o friolentas.
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Otro factor que puede influir en esta cuestión es la cantidad de grasa corporal que tiene un individuo. Su presencia o ausencia proporciona mayor o menor protección contra el frío.
También hay diferencias entre hombres y mujeres. Los cuerpos femeninos están más preparadas para soportar temperaturas extremas. Esto pasa porque tienen un mayor porcentaje de grasa subcutánea, que produce el cierre de los vasos sanguíneos de la piel como respuesta al frío, conservando más calor en su cuerpo.