A simple vista, las carreras de camellos en Qatar son como cualquier otra: una numerosa cantidad de animales compitiendo a gran velocidad para llegar primeros a la meta. Hasta que la mirada pasa del animal al jinete: no hay humanos controlándolos, sino que en sus lomos hay un pequeño dispositivo, cuadrado y colorido en su lugar.
Las carreras con esta modalidad comenzaron a principio del siglo XXI cuando se prohibió que seres humanos los montaran en el país árabe. Esto se sumó a un contexto de búsqueda de aumentar la velocidad de los camellos con jinetes de menor peso.
A partir de esto, el inventor y científico qatarí Rashid Ali Ibrahim tuvo la idea de fabricar robots como solución al problema y poder perpetuar la tradición de los concursos. A fines de 2003 se contrató a la empresa suiza K-Team para diseñarlos, pero los primeros diseños no gustaron a los animales: acostumbrados al hombre, se asustaban e incomodaban con los primeros prototipos. Esto mismo llevó a K-Team a crear un verdadero humanoide con gafas de sol, sombrero y hasta perfume árabe.
En el año 2005, Qatar dio lugar a la primera carrera de camellos de robots jinete, que resultó ser un éxito. Luego con el tiempo, los robots suizos fueron reemplazados por máquinas más pequeñas y ligeras.
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¿Cómo funcionan los robots en las carreras de Qatar?
El avance de la tecnología permitió que los dueños los controlen fácilmente con un control remoto desde las afueras de los "camellódromos" (los que conocemos como hipódromos pero para camellos). Actualmente, la estructura de estos dispositivos es simple: se componen por una batería, un pequeño motor y una fusta. Además, llevan incluído un GPS y una especie de walkie talkie para que, en caso de necesitarlo, el dueño pueda comunicarse con el animal para instrucciones.