China fue el país más poblado del mundo desde 1982 hasta 2023. Conocé cómo hicieron para controlar el crecimiento de la población y qué consecuencias tuvo en su realidad actual.
Con el objetivo de controlar la natalidad y fomentar la planificación familiar, el gobierno chino lanzó, en 1982, la política de hijo único, una medida de control de la población, vigente entre el año 1979 y 2015.
Su finalidad era ejercer un fuerte control de la natalidad que redujera el crecimiento de la población, para evitar la superpoblación.
A fines de 1970, el país tenía alrededor de 1.000 millones de habitantes. La cifra preocupó al gobierno por el efecto que esto podría tener en sus planes de crecimiento económico. Por eso, decidió poner en práctica la política de hijo único, ofreciendo incentivos financieros y de empleo para quienes la cumplieran, amplió el acceso a todo tipo de anticonceptivos y estableció multas para quienes violaran las reglas.
Se produjeron esterilizaciones masivas y también se fomentaron los abortos que, en algunos casos, fueron forzados. Al ser una política tan restrictiva, otros países y organizaciones del mundo la criticaron, afirmando que era una violación de los derechos humanos y reproductivos. Además, despertó preocupaciones por sus consecuencias económicas y sociales negativas.
Se plantearon algunas excepciones:
Debido a las tradiciones de China, existe una predilección por los hijos varones, inclinando el equilibrio de género hacia el lado masculino, debido a que muchas niñas fueran abandonadas, colocadas en orfanatos, abortos selectivos por género y hasta casos de infanticidio femenino.
Cabe destacar que en materia económica, la medida tuvo consecuencias positivas. La reducción del índice de fertilidad y el crecimiento demográfico redujeron los problemas de la gran población del país, como epidemias, asentamientos irregulares, servicios sociales desbordados, consecuencias ambientales por la sobre-explotación de la tierra fértil y producción de altos volúmenes de basura.
Se advierte que otra de las consecuencias es que China será la primera economía que envejecerá antes de volverse rica.
En noviembre de 2013, en el Tercer Pleno del XVIII Comité Central del Partido Comunista Chino (PCCh), se tomó la decisión de flexibilizar la medida y permitir tener dos hijos a aquellos padres que no tuvieran hermanos. Tras este anuncio, alrededor de 800.000 familias solicitaron tener un segundo hijo.
Hoy, China cuenta con una población superior a los 1.400 millones de personas. Aunque siguen representando un quinto de la población mundial, el gobierno chino decidió abandonar por completo esta política en octubre de 2015: ahora, las parejas pueden tener hasta dos hijos.
Si bien la política de hijo único fue implementada para evitar la sobrepoblación, generó otro problema: el envejecimiento poblacional que perjudica el desarrollo del mercado de trabajo y genera desequilibrios sociales, que también afectan a la economía del país.
La tasa de fertilidad China es una de las más bajas del mundo y está muy por debajo de la tasa de 2,1 niños por mujer, la necesaria para realizar la renovación generacional requerida por un país para su desarrollo.
Actualmente, el aborto está prohibido por ley, excepto en casos en los que corra riesgo la salud de la madre.
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