Se llamaba William James Sidis y, aunque vivió solo 46 años, aprendió 40 idiomas y completó siete carreras universitarias.
Si bien el planeta estuvo y está repleto de mentes brillantes, capaces de superar múltiples desafíos o revolver incógnitas internacionales, casi nadie puede compararse con la persona más inteligente de la historia: William James Sidis.
Este hombre, que demostró su capacidad desde que era un bebé, sorprendió al planeta con su habilidad para aprender idiomas, adquirir nuevos conocimientos y darlos a conocer.
Pero, lamentablemente, su vida solitaria terminó muy temprano. En otras palabras, Sidis falleció con tan solo 46 años.
Contrario a lo que muchas personas imaginan, William James Sidis no demostró su inteligencia cuando empezó a estudiar, sino que su habilidad para superar situaciones a muy temprana edad, lo convirtieron en un niño prodigio.
Por ejemplo, 18 meses después de su nacimiento, que ocurrió el 1 de abril de 1898 en la ciudad estadounidense de Nueva York, su padres comprobaron que el joven ya podía leer, sin dificultades, las noticias en los diarios.
Y, gracias a su coeficiente intelectual de 300 (que nunca se comprobó de manera oficial), Sidis también logró, antes de los nueve años:
Como si no bastara con lo mencionado hasta el momento, la persona más inteligente de la historia cumplió nuevos objetivos durante su adolescencia y adultez.
Su perfil profesional se empezó a forjar cuando tenía solo 11 años y fue aceptado en la Universidad de Harvard, donde se destacó por su enorme destreza con las matemáticas.
Para sorpresa de todos, Sidis se convirtió en médico con tan solo 16 años. En esa época, también era capaz de escribir y hablar 40 idiomas a la perfección.
Debido a su capacidad y fanatismo por fortalecer su inteligencia, William James Sidis nunca tuvo interés en hacer amigos, tener una pareja o formar una familia propia.
Quienes tenían relaciones académicas con él, señalaron que era una persona agradable pero muy reservada, que evitaba fortalecer cualquier contacto social, en cualquier contexto.
Por lo tanto, ante el amplio desconocimiento sobre su vida personal, su entorno se sorprendió al enterarse que la persona más inteligente de la historia falleció de una hemorragia cerebral, poco tiempo después de completar su séptima carrera universitaria. Perdió la vida a los 46 años, el 17 de julio de 1944, en Boston, Estados Unidos.
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