El bostezo es la acción incontrolada de abrir la boca con una separación muy amplia de los maxilares, para realizar una inhalación profunda a la que le sigue una corta exhalación, y termina con un cierre de la apertura bucal. Cuando se bosteza se estiran los músculos faciales, se inclina la cabeza ligeramente hacia atrás, se cierran o entornan los ojos, se lagrimea, se abren las trompas de Eustaquio del oído medio y se realizan muchas otras acciones cardiovasculares, neuromusculares y respiratorias. Se trata de una acción común entre los animales vertebrados, incluidos los seres humanos.
Características del bostezo
El bostezo se produce durante un promedio aproximado de ocho a diez segundos, pero su duración puede variar entre alrededor de tres segundos y medio y superar en mucho la media normal. No se puede bostezar a medias y, por su intensidad característica, no se puede contener un bostezo. Sin embargo, algunas personas manifiestan recibir molestias de terceros durante el acto del bostezo, lo cual puede implicar una interrupción abrupta del proceso.
El bostezo es un poderoso mensaje no verbal con varios posibles significados, dependiendo de las circunstancias. Puede ser un indicador de cansancio, estrés, exceso de trabajo o aburrimiento. También, en raras ocasiones, puede indicar hambre. Eventualmente, el bostezo puede ser una acción que indica descompresión psicológica tras un estado de alerta elevado. Además, puede ser un medio de expresión de emociones fuertes como la ira, el aburrimiento o el rechazo. El bostezo puede expresar fuertes mensajes asociales, por lo que en algunas culturas las personas intentan disimular el bostezo colocando una mano sobre la boca.
Se ha verificado experimentalmente que un 60% de las personas responden a un bostezo con otro bostezo, por lo que se estima que los bostezos son contagiosos entre los seres humanos, pero también entre animales y humanos. Por consiguiente, se estima que está asociado a la empatía y a las neuronas espejo.
¿Por qué se produce el bostezo?
Se considera al bostezo como constituyente del mecanismo adaptativo de respuesta al estrés. Diversos científicos indican que el bostezo es la expresión de un sistema de protección inducido por los “péptido opioides”, es decir, por los neurotransmisores opioides producidos en el sistema nervioso central como moduladores del dolor, reproducción, temperatura corporal, hambre y funciones reproductivas. Los “péptido opioides” actuarían en la inhibición y prevención de las crisis epilépticas del lóbulo temporal y al detectar esto, el tronco cerebral genera el bostezo. La boca se ensancha y los pulmones inhalan profundamente para llevar oxígeno a los pulmones y consecuentemente a la corriente sanguínea.
Una hipótesis más reciente afirma que el bostezo sirve para regular la temperatura corporal o para relajar la musculatura de la cara al estar mucho tiempo de la misma forma. Otra teoría sostiene que los bostezos son provocados por los mismos elementos químicos en el cerebro (neurotransmisores) que afectan las emociones, el sentido del humor, el apetito y otros fenómenos. Esos elementos químicos incluyen serotonina, dopamina, ácido glutámico y óxido nítrico. A medida que más de esos compuestos son activados en el cerebro, la frecuencia de los bostezos aumenta. Por el contrario, una mayor presencia en el cerebro de neurotransmisores narcóticos, tales como la endorfina, reduce la frecuencia de los bostezos. Otras hipótesis indican que los antiguos anfibios estaban provistos de branquias y que el bostezo sería el equivalente a la respiración branquial.
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