La contaminación visual es todo aquello que afecta o perturba la visualización de una determinada zona o rompe la estética del paisaje. El término hace referencia al uso abusivo de ciertos elementos no arquitectónicos que alteran el paisaje, tanto rural como urbano, y que generan una sobreestimulación visual agresiva, invasiva y simultánea. Dichos elementos pueden ser carteles, cables, chimeneas, antenas, postes de luz y edificios, entre otros. Su uso intensivo hace que se vuelvan agentes dañinos. La contaminación visual puede afectar la salud de las personas.
El impacto de la contaminación visual en la salud
El cerebro humano tiene una determinada capacidad de absorción de datos, que con la contaminación visual se ve superada por la enorme cantidad de elementos no naturales en el paisaje, los cuales además van cambiando constantemente. La contaminación visual genera un exceso de información en colores, luces y formas, que hace que el cerebro humano no pueda procesarla correctamente.
La superabundancia de carteles, cables, chimeneas, antenas, postes de luz y edificios deteriora la salud de los ojos y del cerebro, y hasta puede producir estrés por saturación de elementos y colores.
El dolor de cabeza crónico, el mal humor y la falta de concentración también son algunos síntomas provocados por la contaminación visual. Eventualmente, este fenómeno también puede ocasionar accidentes de tránsito por obstrucción visual.
¿Qué es la contaminación lumínica?
La contaminación lumínica es un conjunto de emisiones de luz con intensidad alta que proviene de fuentes artificiales. El fenómeno produce una degradación de los ecosistemas, ya que altera sus estados naturales. La falta de regulación del horario de apagado y encendido de iluminaciones publicitarias, monumentales u ornamentales genera un problema cada vez más extendido. La contaminación lumínica suele darse durante la noche y cerca de las ciudades.