La oveja “Dolly” fue creada el 5 de julio de 1996 por los biólogos ingleses Ian Wilmut y Keith Campbell en el “Instituto Roslin” de Edimburgo (Escocia). Los científicos extrajeron una célula del cuerpo de una oveja adulta y la inyectaron en un óvulo no fecundado que habían sacado del organismo de otra oveja. Posteriormente hicieron que las células de ambos mamíferos se fusionaran mediante una corriente eléctrica y, como resultado del experimento, surgieron y se desarrollaron veintinueve embriones, pero solamente uno de ellos logró convertirse en una nueva oveja, y los biólogos Wilmut y Campbell decidieron llamarla “Dolly”. Es preciso señalar que el nombre que le pusieron estuvo inspirado en la cantante y actriz estadounidense Dolly Parton.
El experimento se realizó con la esperanza de que, en un futuro lejano, se pudieran transferir genes humanos con proteínas útiles a ovejas y vacas, de manera que los organismos de esos animales pudieran producir sustancias químicas que sirvieran para tratar enfermedades como la hemofilia, la fibrosis quística y muchas más. En otras palabras, los científicos Wilmut y Campbell, a través del experimento que originó el nacimiento de la oveja “Dolly”, quisieron obtener información nueva vinculada al estudio de los genes y, de esa manera, averiguar si sería posible en los próximos años clonar órganos y tejidos en buen estado de salud para trasplantarlos en organismos cuyos órganos y tejidos están deteriorados.
Aunque la investigación revolucionó a la ciencia, debido a que por primera vez una oveja había nacido en un laboratorio y no como resultado de la reproducción sexual natural, lo cierto es que también generó una gran polémica en las sociedades de todo el mundo. Algunas personas pensaron que el conocimiento científico y la tecnología utilizados para la creación de “Dolly” podían servir para duplicar los órganos sanos de algunos humanos y, con ellos, reemplazar a los órganos enfermos. Otras personas, la mayoría de ellas con creencias religiosas católicas, pensaron que la manipulación genética de las células de los organismos no era ética, que los humanos no debían intervenir en el curso de la naturaleza y que, por lo tanto, los hombres y las mujeres debían quedar excluidos de cualquier experimento que implicara algún tipo de clonación.