Nació el 4 de diciembre de 1832, vive en una isla del Atlántico sur, y es considerado el animal terrestre más longevo del planeta.
Jonathan, la tortuga más vieja del mundo, cumplió recientemente 190 años de edad y, de esta manera, sigue ampliando la brecha entre las otras especies, ya que también es considerado el animal terrestre más longevo del planeta.
Según los cálculos, este ejemplar habría nacido a mediados del siglo XIX y pasó gran parte de su vida en la isla de Santa Elena, ubicada en el medio del océano Atlántico sur.
Y, a pesar de que recibe cuidados médicos a diario y convive con otras tortugas de edad avanzada, Jonathan ha perdido el olfato y la visión.
Es evidente que, debido a la edad de la tortuga más vieja del mundo, ninguna persona que la conoció de pequeña aún se mantiene con vida. Por lo tanto, para calcular su edad fue necesario recurrir a la ciencia y a la historia.
Es decir, por un lado se analizaron registros antiguos y, de esta manera, se pudo confirmar que el animal nació en las islas Seychelles y llegó a la isla de Santa Elena con 50 años.
Y, por otro lado, especialistas han analizado las medidas de su caparazón y, debido a una seguidilla de detalles, llegaron a la conclusión de que esta tortuga histórica está próxima a cumplir dos siglos de vida.
Entonces, a pesar de que nadie descarta la idea de que pueda ser incluso más vieja, se ha determinado que Jonathan nació el 4 de diciembre de 1832 y que, por lo tanto, tiene 190 años.
A pesar de que no es oriundo de la isla, la tortuga más vieja del mundo es muy importante para Santa Elena y eso se ve reflejado en la enorme fiesta que las autoridades del lugar organizaron para celebrar su aniversario 190, y las monedas de 5 centavos que reflejan su cara.
Entonces, sin importar lo que suceda en los próximos años con Jonathan, se mantendrá como el mayor ícono para los habitantes de esta pequeña isla británica.
Si bien esta tortuga se mantiene saludable y activa, pasa sus días en los terrenos de Plantation House, la residencia del gobernador, y recibe múltiples cuidados a toda hora.
Es decir, veterinarios y otros profesionales asisten a Jonathan que, por su edad, ya ha perdido la visión y el olfato. Entonces, no solo se desplaza con asistencia, sino que también deben ayudarlo para que pueda alimentarse.
Por último, dado que la convivencia con otros ejemplares de su especie la fortalece, la tortuga más vieja del mundo comparte sus días con otras cuatro, que también han alcanzado una edad avanzada.
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