Todo comenzó cuando el emprendedor Martín Brea se interesó por el trabajo que realizaba la familia Zenón, que fabricaba tubos de polipropileno. En ese entonces, les propuso crear ecoladrillos a partir de plástico reciclado. De esta iniciativa nació la PYME que fundaron en conjunto hace cinco años.
El proceso es sencillo: una vez hechos, los ladrillos se "encastran" entre sí como los de juguete. "Cada ladrillo tiene pestañas “macho” en su parte superior qué se vinculan a la parte de abajo de otro ladrillo". Esto significa que no se requieren adhesivos o morteros.
Actualmente producen cuatro tipos diferentes que se adaptan a las necesidades del cliente. Son de peso reducido y tienen una excelente capacidad de aislación térmica. Al ser hechos con plástico reciclado los colores varían: pueden ser grises o negros.
El uso de este producto tiene beneficios económicos y ambientales. Según un informe realizado por sus fundadores, en Argentina se desechan mas de 12 millones de tapitas de gaseosa por día. Con esa cantidad de plástico, se pueden fabricar unos 36 mil ladrillos por día, lo que equivale a 15 viviendas tipo.