En pleno corazón de la Ciudad de Buenos Aires se esconde un lugar que combina historia, tradición y gastronomía. El Club del Progreso, fundado en 1852. Este espacio es reconocido como el primer restaurante de Sudamérica y se convirtió en un punto de encuentro clave para la vida social y política del país.
Con casi dos siglos de trayectoria, el restaurante todavía abre sus puertas y ofrece a los visitantes la posibilidad de sentarse a la mesa en un sitio donde alguna vez lo hicieron presidentes, escritores y figuras emblemáticas de la Argentina.
La historia detrás del primer restaurante de Sudamérica
El Club del Progreso fue creado en tiempos de grandes transformaciones políticas, apenas después de la caída de Juan Manuel de Rosas. Se convirtió en el lugar elegido por personalidades como Domingo Faustino Sarmiento, Bartolomé Mitre y Nicolás Avellaneda, quienes lo frecuentaban para debatir ideas y proyectos.

Ubicado en la calle Sarmiento al 1300, en el barrio de San Nicolás, el edificio conserva parte de su arquitectura original, con salones elegantes, lámparas antiguas y detalles que transportan a otra época.
El restaurante no solo destacó por su cocina refinada, sino también por ser un verdadero centro cultural en el que se reunían políticos, intelectuales y artistas.
Qué ofrece hoy el Club del Progreso
En la actualidad, el Club del Progreso sigue siendo un restaurante abierto al público. Su menú combina recetas tradicionales de la gastronomía argentina con propuestas modernas, manteniendo el espíritu que lo caracterizó desde sus inicios.
Visitarlo no es solo una experiencia culinaria, sino también un recorrido por la historia del país. Sus paredes guardan los ecos de debates, celebraciones y decisiones que marcaron el rumbo de la Argentina.
Tres datos clave del Club del Progreso:
- Fue fundado en 1852 y es considerado el primer restaurante de Sudamérica.
- Personalidades como Sarmiento, Mitre y Avellaneda fueron habitués del lugar.
- Se encuentra en Sarmiento 1334, en pleno centro de Buenos Aires.
Un patrimonio que sigue vivo
El primer restaurante de Sudamérica no solo es un sitio para disfrutar de un buen plato, sino también un patrimonio cultural que testimonia el pasado argentino. Por eso, recorrer sus salones es viajar en el tiempo y descubrir cómo la gastronomía también puede contar la historia de un país.
Imágenes de Club El Progreso
