A lo largo de la historia espacial, muchas mujeres del mundo llegaron a orbitar la Tierra, pero ninguna de ellas fue argentina. Sin embargo, eso está por cambiar. María Noel del Castro Campos, una joven salteña de 27 años, está cada vez más cerca de convertirse en la primera astronauta argentina. Su sueño, que nació en la infancia, hoy se transforma en una misión con fecha estimada: 2027.
Una salteña rumbo al espacio
María Noel nació en Salta y desde muy chica se interesó por el cielo y las estrellas. Estudió Ingeniería Aeroespacial en Estados Unidos y actualmente vive en Texas, donde se entrena como candidata astronauta en un programa privado de formación. Esta preparación, que incluye simulaciones, entrenamiento físico y aprendizaje técnico, la acerca cada vez más a la posibilidad real de formar parte de una misión espacial.
Ella cuenta que tiene la posibilidad real de convertirse en la primera astronauta argentina. Su mayor deseo es que esto inspire a más jóvenes a seguir carreras científicas y tecnológicas.
Además, la joven cuenta con el apoyo de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y ha participado en iniciativas vinculadas al desarrollo aeroespacial argentino. Su historia no solo destaca por su formación, sino también por su compromiso con la divulgación científica.
El camino de la primera astronauta argentina
El caso de María Noel no es solo una hazaña individual. También representa un avance en la participación de mujeres argentinas en la ciencia y la tecnología. Si bien nuestro país ha tenido importantes figuras en el ámbito aeroespacial, como el físico Juan Martín Maldacena o la ingeniera Gisela Detrell, aún no ha habido una argentina en el espacio.
Algunos datos clave sobre María Noel del Castro Campos:
- Tiene 27 años y es oriunda de Salta.
- Estudió Ingeniería Aeroespacial en Estados Unidos.
- Se entrena en Texas para formar parte de una misión espacial privada.
- Está en camino a convertirse en la primera astronauta argentina en 2027.
Un ejemplo para las nuevas generaciones
Noel no solo sueña con llegar al espacio: también busca impulsar vocaciones científicas en niñas y jóvenes. A través de charlas, talleres y entrevistas, comparte su experiencia y anima a otras personas a seguir caminos similares.
Su historia refleja que con esfuerzo, preparación y acompañamiento institucional, es posible alcanzar metas que hasta hace poco parecían inalcanzables. Y que, tal como ella afirma, “el cielo ya no es el límite”.
