El Luna Park de la Ciudad de Buenos Aires es reconocido por albergar los shows y eventos más importantes desde hace más de un siglo.
Eso incluye conciertos, obras de teatro y hasta casamientos –no olvidemos que Diego Armando Maradona tuvo su boda ahí mismo-. Sin embargo, algún tiempo atrás, el Luna Park era un espacio reservado a un deporte en particular: el boxeo.
Luna Park y el boxeo: el comienzo de una relación
La unión entre el Luna Park y el boxeo comenzó en 1923, cuando la campaña de Luis Ángel Firpo —El Toro Salvaje de Las Pampas—en los EE.UU. estaba en boca de todos. Su pelea con Jack Dempsey por el título mundial fue trasmitida por telegramas, y la administración del Luna Park aprovechó a vender cientos de entradas para escuchar la transmisión dentro del recinto.
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En 1924, Ismael Pace, hijo del dueño del Luna, se puso al hombro el negocio y convocó a su amigo José “Pepe” Lectoure, un ex-campeón de boxeo amateur, para ayudarlo. Un problema persistía, sin embargo: seguía prohibido cobrar entrada para presenciar combates de boxeo dentro de los límites de Buenos Aires. Por suerte, ese mismo año la veda se levantó, y el Luna Park se volvió uno de los recintos más importantes donde organizar peleas de box en la ciudad. A partir de allí, el lugar dedicaría la mayoría de sus noches a iluminar el ring.
Cambio de sede
Algunos años más tarde, en 1931, Pace y Lectoure decidieron mudar el negocio y construirlo nuevamente en un terreno en la manzana de Corrientes, Bouchard, Lavalle y Madero. El proceso de construcción fue laborioso.
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Finalmente, el Luna Park se inauguró -o más bien, volvió a inaugurar- el 6 de febrero de 1932 con un baile de carnaval. El primer match de box se llevó a cabo el 5 de marzo.
El estadio también se usaba para otro tipo de eventos (bailes, conciertos o eventos de carácter político). Sin embargo, como el recinto todavía estaba a cielo abierto, muchos de estos espectáculos se veían limitados. El boxeo, mientras tanto, seguía brillando.
