El río Amarguillo es uno de los cursos de agua más curiosos de España. Con una longitud de 53 kilómetros, este río nace en los Montes de Toledo y avanza hasta desembocar en el río Cigüela, un afluente del Guadiana. Su tamaño es modesto, pero su papel en la geografía de Castilla-La Mancha lo convierte en un punto de referencia tanto natural como cultural.
Uno de los aspectos más llamativos del Amarguillo es su estrechez: a diferencia de otros ríos caudalosos de la península, su cauce suele ser angosto y en algunos tramos se asemeja más a un arroyo que a un río. Sin embargo, en épocas de lluvias intensas, sus aguas se desbordan y transforman el paisaje, recordando a los habitantes la fuerza que encierra este curso fluvial.
Historia y pueblos antiguos a orillas del río Amarguillo
La relación del Amarguillo con los pueblos que atraviesa es histórica. Entre ellos destaca Consuegra, un municipio famoso por sus molinos de viento y su castillo medieval. Allí, el río actúa como un espejo que refleja las murallas y los paisajes castellanos, creando postales únicas para los visitantes.
Según registros locales, en el siglo XIX y principios del XX, el Amarguillo fue testigo de inundaciones que marcaron la memoria de la región. En Consuegra, por ejemplo, las crecidas llegaron a ocasionar importantes daños, lo que impulsó obras de canalización y protección en décadas posteriores.
Además de Consuegra, el río recorre otros pueblos de Toledo y Ciudad Real, donde sus aguas sirvieron durante siglos para el riego de cultivos y el abastecimiento de los habitantes. Aunque hoy no es un río caudaloso, su papel en la historia agrícola de la zona fue fundamental.
Características y curiosidades del río Amarguillo
A pesar de su tamaño, el Amarguillo posee una serie de particularidades que lo hacen único:
- Longitud: 53 kilómetros, desde los Montes de Toledo hasta el río Cigüela.
- Ubicación: atraviesa municipios históricos como Consuegra, donde el río se integra al paisaje monumental.
- Carácter estacional: su caudal varía de acuerdo a las lluvias, pudiendo pasar de un cauce angosto a un río caudaloso en poco tiempo.
Visitar el Amarguillo significa descubrir no solo un río, sino también el vínculo entre el agua y la historia de los pueblos castellanos. Para quienes viajan a Castilla-La Mancha, recorrer Consuegra y observar cómo el río bordea sus molinos y su castillo es una experiencia que combina naturaleza, historia y tradición.
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El río Amarguillo es un ejemplo de cómo incluso los cursos de agua más modestos pueden desempeñar un papel crucial en la vida de una región. Su recorrido estrecho y breve contrasta con la riqueza cultural e histórica de los pueblos que atraviesa, convirtiéndolo en un destino atractivo para quienes buscan conocer rincones menos transitados de España.

