El Parque Nacional Cavernas del Peruaçu está ubicado en el estado de Minas Gerais, al sureste de Brasil, y es uno de los destinos más fascinantes para los amantes de la naturaleza y la espeleología. Fue creado en 1999 para proteger un impresionante conjunto de cavernas, cañones y formaciones rocosas, muchas de ellas decoradas con pinturas rupestres que datan de miles de años.
El parque se extiende por 56.448 hectáreas y toma su nombre del río Peruaçu, que atraviesa cuevas gigantes como la Gruta do Janelão, famosa por su apertura monumental y por las vistas que ofrece del paisaje exterior.
Cavernas del Peruaçu: un nuevo Patrimonio de la Humanidad
Recientemente, la UNESCO incluyó a las Cavernas del Peruaçu en su lista de Patrimonios de la Humanidad por su valor natural y cultural excepcional. Esta distinción reconoce tanto la riqueza geológica del lugar como la importancia arqueológica de sus vestigios prehistóricos.
Las cavernas del parque no solo albergan impresionantes estalactitas y estalagmitas, sino también más de 80 sitios arqueológicos con pinturas rupestres y arte prehistórico que narran la vida de antiguos pueblos. Este conjunto lo convierte en un espacio único que combina belleza natural e historia ancestral.
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Un ecosistema diverso y protegido
Además de su imponente geografía, el parque es hogar de una gran variedad de flora y fauna propias del bioma del Cerrado brasileño. Entre sus especies más emblemáticas se encuentran:
- Jaguar (Panthera onca), uno de los felinos más grandes de América.
- Guacamayo jacinto (Anodorhynchus hyacinthinus), un ave en peligro de extinción.
- Cedro y pequi, árboles característicos de la región.
El clima semiárido y la vegetación adaptada a estas condiciones han creado un ecosistema resiliente que, sin embargo, necesita protección constante frente a amenazas como la deforestación y la minería ilegal.
¿Por qué Cavernas del Peruaçu es un destino para aventureros y amantes de la historia?
Visitar el Parque Nacional Cavernas del Peruaçu es adentrarse en un viaje por el tiempo y la naturaleza. Sus senderos permiten recorrer cañones, ríos y cuevas colosales, mientras que guías locales narran las historias que esconden sus paredes.
Con su nuevo estatus como Patrimonio de la Humanidad, se espera que el parque reciba mayor inversión en infraestructura turística y en conservación, lo que garantizará que futuras generaciones puedan maravillarse con este rincón único de Brasil.
